sábado, 27 de abril de 2013

Nü Sensae: Back to 1993

Nü Sensae. 26 abril 2013. Gamímides (Nasti). Madrid.


Lo que parecía que iba a ser un desierto, al final se medio llenó. Unas 70/80 personas para ver a Nü Sensae en los tiempos que corren, en los que es difícil meter más de 30 personas en un concierto de un grupo Punk "desconocido", es todo un éxito. Y más sin teloneros, que quieras que no, siempre llevan algo de público (a veces más que el artista extranjero). Aunque claro, este concierto lo organizaba Giradiscos, lo que quiere decir que atree también a otro público que no es el típico de la "escena" (de hecho de la "escena" fuimos pocos, ya se sabe, que si no son revival 77...). Además, un grupo extranjero siempre tira un poco más que uno nacional, y su música tampoco es que sea 100% Punk, así que algunos modernuquis, algunos curiosos, algunos nostágicos del Grunge y también algunos fans, por supuesto, nos dejamos caer por la sala. También ayudó un poco el premiar a los 30 primeros que comprasen la entrada anticipada con un precio más que razonable (7 euros). Sí a esta política.

Al grano. Lo que vivimos en el Nasti ayer fue un auténtico flashback. Un regreso a 1993 por la patilla. Lo de menos eran las pintas desaliñadas de la cantante o las greñitas sucias a media melena "trasquilonada" y camisa de cuadros del guitarrista, aunque ayudaron también a entrar en ambiente. Lo realmente importante fue la música. Pedazo de conciertazo supergrunge (pero grunge del bueno, del punk, no del heavy) que se marcaron estos canadienses. De todos es sabido que las modas llegan mas tarde a Canadá, pero llegar 20 años tarde, tiene tela, ¿no? jajaja

Ahora en serio, fui un poco receloso por la inclusión de un guitarrista en el grupo. No hay más que echar un vistazo a las críticas de este blog, para darse cuenta de que amo con todas mis fuerzas a este grupo. O al menos los amaban en el 2010 con su primer LP (o segundo 12", según se mire), donde los situé en el top 5 de mejor LP extranjero del año. Les había perdido algo la pista (necesito que mis camellos habituales incluyan sus discos en los catálogos para enterarme cuando sale algo nuevo de un grupo, no puedo estar chequeando todos los grupos que me molan en discogs a diario) y, de repente, me entero de que vienen a Madrid y de que tienen nuevo disco. Pero, ooooh, sopresa, en el nuevo disco ya han metido una puta guitarra. Joder, con lo que molaban solo con el bajo y batería. Vale que podían ser algo monótonos, pero no necesitaban más para fliparme mazo. 
Con la guitarra no están mal, y la fórmula más o menos es la misma, pero no sé, me gustan más sin ella. Menos distorsiones y más bajo, es es lo que mola. Así que, como digo, iba un poco receloso. Sí, predispuesto a salir del concierto y decir: "sin guitarra hubiese molado más". Pero estaba equivocado. Sin guitarra hubiese sido mucho menos trepidante. Para directo creo que es un acierto meter una guitarra. Más ruido, más agresivo, mejor directo. Lógicamente, esto afecta al sonido de la banda, y mucho. Antes se encontraban más cerca del Punk de grupos del estilo Kill Rock Star (lo que, según en que casos, no deja de ser Grunge; mira si no a las Huggy Bear...). Y ahora, sin salir de la misma época (primeros 90), se encuentran más cerca del Grunge de grupos del rollo SUB POP y satélites (lo que, en según que casos, no deja de ser Punk, jeje). 

Y es que, en el conciertazo que dieron parecían una mezcla de los Nirvana más afentamícos y los Hole más teatrales. Esos inicios de batería, con redobles trepidantes, con los que parecía que iban a abordar el Territorial Pissing una y otra vez... Y esa voz de la cantante, que parecía la hija de Kurt y Courtney: esos gritos, dejándose la garganta a lo Nirvana (y más bestía aún) y esos tonos afectados y graves a lo Hole... Flipante!. Vale que todas las canciones eran un poco la misma (excepto la baladita coñazo y cutre que se tocaron cambiando los instrumentos), y que todas seguían el mismo patrón: inicio espectacular de batería, piñón fijo, gritos y luego voz grave cantando algo más, para volver sobre los gritos, y otra vez sobre la voz grave. Pero realmente nos teletransportaron a los primeros 90, en donde Seattle y Olympia competían por ser la vanguardia del Rock and Roll, recurriendo, eso sí, a reescribrir lo que ya habían inventado en el 77-82 bandas como Sex Pistols, Buzzcocks, Kleenex o Slits. 

A destacar, la excelente labor del batería. Imaginativo, sin recurrir a supervirtuosismos ridículos, rápido como un demonio y contundente como un muro de ladrillos. Genial, en serio. Solo por él merece la pena verles en directo. Aunque tampoco quiero desmerecer la labor de los demás, sobre todo la voz de ella, que es el 70% del sonido de la banda.

Gran show, sí señor. Además, para rematar, al salir del concierto: lluvia torrencial. Bienvenidos a Seattle!

Creo que voy a sacar mis discos de hace 20 años, los Raooul y de Babes in Toyland por ejemplo, que es lo que me apetece ahora, para continuar con el revival de aquella época dorada, que tras ser un poco olvidada, parece que vuelve a reivindicarse con fuerza.
Mgrtn.

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