Lo primero es lo primero. Hablar de él un poco. No soy muy de lamentarse por la muerte de los famosos si son gente a la que no conocía personalmente. Según iban muriendo los Ramones, uno a uno, pues sentía pena, no diré que no, pero es ley de vida. Toda esta gente, nuestros ídolos, mueren porque son humanos, por mucho que los consideremos dioses.
Pero juegan con ventaja, porque ellos nunca morirán. No son dioses pero son imortales. Joey, Dee Dee, Johnny, Strummer, Lux, Carlos Berlanga... nunca jamás morirán. Han dejado un legado inmenso que seguirá sonando por siempre. Por eso no siento dolor cuando se marcha uno de ellos. Me da pena, sí. La muerte de Lux fue algo impactante. Pero no les conocía personalmente, jamás dejarán el vacío que va a dejar una persona a la que conoces, un amigo, un familiar... Y más sabiendo que su obra sigue en tu estantería y puedes recurrir a ella siempre que quieras. Podrás seguir mantinendo tu relación con ellos aunque estén muertos, seguirás escuchando sus discos: esa era la relación que mantenías con ellos. Nada cambiará.
No habrá más conciertos, vale, pero eso puede suceder también si la banda decide separarse o sí ya se habían separado. La música, sus canciones, los putos himnos que manufacturaron para hacerte tan feliz, siguen estando ahí y tú los tendrás siempre para ti cada vez que pinches sus vinilos.
El caso de Germán Coppini me ha impactado un poco más. Quizás por tenerlo más cerca, por ser de aquí. Quizás por ser uno de los más grandes, a los que tenía especial cariño. Supongo que cuando se mueran Rotten, Biafra, David Summers, Poison Ivy, Alaska... también me pasará algo así. Y no hablemos ya de otros a los que no quiero nombrar (por no ser gafe) a los que conozco personalmente y les puedo llamar amigos.
Aún recuerdo cuando, en una feria del disco, encontré una copia del
Cuidando a los enfermos y se me cayeron las bragas al suelo, pagando
religiosamente las 5.000 pesetas que pedían por el single; arruinando
así mi presupuesto mensual y dando por finalizada la visita a la feria.
Ya no había pasta para comprar más discos. Era la primera vez que pagaba
tanto dinero por un disco y merecía la pena con creces. ¿Quién era el
culpable de semejante despilfarro? Coppini, por supuesto.
Se puede decir que amo la voz de Coppini, bueno, la voz que pone en Siniestro Total. Y se puede decir que hay un antes y un después de Coppini en la banda. Para empezar Siniestro Total II, que es como tendrían que haberse llamado desde entonces, ya no es lo mismo. De acuerdo con que El Regreso es una obra de arte a la que también tengo muchísimo cariño, un disco excepcionalmente bueno que jamás igualarían en toda su carrera, un disco que puede ser incluso mejor que Cuándo se come aquí, lo acepto. Pero sin la voz de Germán no consiguen ser ni la mitad de Punk. La voz aniñada y vacilona que pone Coppini es el puto Punk y la clave del éxito del Cuándo se come aquí.
Para mí, gracias a su voz este es el mejor LP de Punk ibérico jamás grabado y seguirá siendolo por los siglos de los siglos. No tiene igual. Es sencillamente acojonante de principio a fin. Por supuesto, no todo el mérito es de Coppini, las canciones son geniales, las letras brillantes y el sentido del humor lo puto mejor, pero es esa voz irritante, mongólica, esa "voz de gilipollas" (que dice mi hermano, mucho más fan de El Regreso), la que pone la guinda del pastel y lo convierte en el número 1.
No voy a mentir, no he sido muy fan de Golpes Bajos. Sentía simpatía por el grupo porque estaba Germán en él, por algún vídeo que me recordaba a mis años pueriles viendo la Bola de Cristal y porque algún tema me mola. Pero vamos, al igual que me apesta todo lo que hicieron Alaska, Canut y Berlanga después de Pegamoide, también me apestaba todo lo que hizo Coppini después de Siniestro Total.
Es curioso, ¿no? Hay grupos, músicos, que no "se venden", que continúan fieles al Punk de sus orígenes, que no cambian de piel con las modas, pero al final, quizás sean estos artistas que sacaron solo un disco (Coppini o los mismísimos Sex Pistols), los que más nos han marcado. Quizás por aquello de que el Punk debe ser algo efímero. Quizás por ese disco usa y abusa de todos los clichés y estereotipos del género cuando se puso de moda. Pero bueno, eso ya es otro tema que ya abordaré otro día en la barra de algún garito tomando un refresco sin burbujas.
Pues eso, que, estés donde estés, en el frente de Iraq, en el Vietnam socialista, persiguiendo al rojillo con Purdey por el centro comercial, matando jipis en las Cies, jugando al palé o disfrutando de una buena merendilla a base de Nocilla, espero que hayas muerto empalmado pensando en esos chochos voladores y que cuando te conviertas en un esqueleto pierdas la pilila. Te queremos.
Y, ahora, unas críticas para ir cerrando 2013, antes de mi lista anual de favoritos.
Devo: "Hardcore volumen 1" (LP, Warrior Viaduct / Booji Boy)
Antes de que irrumpiese el Are we not men? en 1978 y antes incluso de que saliese el single de Mongoloid en 1977 y Devo cambiasen la historía de la música moderna de una pedrada en las cabezas de todos los aficionados, estos inquietos universitarios comenzaron a fraguar su teoría de la de-evolución en oscuros sótanos. Todos tenemos un pasado y este es el de Devo.
El disco, que vio la luz por primera vez en 1990 y que ha permanecido descatalogado desde entonces, incluye 15 temas grabados en 4 pistas (con un sonido muy bueno, eso sí) entre abril del 74 y diciembre del 77. Ahora Warrior Viaduct lo vuelve a rescatar para demostrarnos lo sibaritas que son y abusar de ello con unos precios más abultados de lo aconsejable. (Existe un volumen 2, pero como son muy caros no me lo he pillado).
El LP que incluye versiones primerezas de grandes clásicos y otros temas desconocidos, por supuesto, que tiene un gran valor documental inmenso y un sonidazo de lujo para ser simples maquetas, pero los temas carecen de la frescura que se espera de un material así. Se supone que en unas grabaciones primerizas el sonido será peor, pero los temas sonarán más crudos, más punks, más viscerales... No es así: el sonido, como ya he dicho, es excelente y las canciones carecen de fuerza en muchos casos. Aunque sí que tiene momentos buenos, no te vayas a creer.. Pero también otros que son un auténtico coñazo.
Vamos que puedes prescendir de este artefacto si no eres un fanático completista. Eso sí, no deja de ser un documento de gran importancia, mas que nada porque Devo fueron y siguen siendo dioses y devolucionaron la música pop con sus sonidos futuristas y un sentido del humor gigante. Genios a la altura de Leonardo Da Vinci. Eso nadie lo discute.
Os dejo aquí el set list:
Mechanical Man, Auto Modown, Space Girl Blues, Social Fools, Soo Bawls, I Can't Get No) Satisfaction, Jocko Homo, Golden Energy, Buttered Beauties, Midget, I'm A Potato, Uglatto, Stop Look And Listen, Ono, Mongoloid.
Juventud Juché: "Quemadero" (LP, Gramaciones Grabofónicas / Sonido Muchacho)
Bueno, pues ya está aquí el tan anunciado y merecido LP de la Juventud Juché. Ya solo por la portada de Coque merece la pena tenerlo: flipante, elegante e impresionante (y otras muchas palabras termianadas en "ante").
Y si decides poner los dedazos sobre la portada y abrirlo y te atreves a pincharlo, te encuentras con que por dentro también es flipante.
Aunque los ritmos primitivos, selváticos de Defensa, el tema que abre el LP, me trasladen a las llanuras australianas y me recuerden a Primitive Calculators, el disco está infectado claramente por los sonidos arties de la ola británica de Post Punk de finales de los 70 y primeros 80 capitaneada por Wire, Gang of Four, Essential Logic, Pop Group... Aunque es inevitable, saltar a la europa continental y hablar también de The Ex, por supuesto. Y yo iría aún más allá y citaría también a nuestros actuales Fabuloso Combo Espectro: hay temas como Restos de un Incendio o Dispara, que con esas voces afónicas y la fonética castellana me recuerdan mucho a ellos. Además los tambores esos selváticos del principio se repiten durante todo el disco salpicando el LP aquí y allá de un sabor primitivo que contribuye a acercarnos hacia terrenos más art/garageros y menos inglesitos; pero lógicamente sin llegar a ser ni Pussy Galore, ni Meat Puppets. De momento se quedan en el terrero del Art Punk y firman un disco sólido bastante bueno, en el que, como única pega, echo un poco de menos temás más veloces y más afilados, como los del single predecesor. Echo de menos que una guitarra hiperaguda me perfore los tímpanos. Aquí el bajo y la batería apagan algo ese sonido incómodo que tanto me gustó al principio. En cualquier caso, discazo que se han marcado estos hijos de puta.
Mgrtn.
Neo Boys: "Sooner or Later" (2LP, K Records)
El sello de Olympia, "robándole" sus funciones a Rave Up o a Last Laugh (por ejemplo), deja por un momento su pasión por el Riot Grrrl y el indie 90's y sus posteriores evoluciones, para meter las narices en los orígenes de todo y descolgarse con esta compilación que recupera todas las grabaciones de la banda de Portland fundada en el 78. Banda formada íntegramente por chicas, claro; no creo que K Records se interesase mucho por la discografía de Hitler SS o de los Insults (jeje).
Ya en el 2010 salió un pirata con el mítico single de 1980 de Trap Records "reeditado", y ahora tenemos en las manos esta pieza que incluye dos gloriosos vinilos en una carpeta doble muy cuidada en donde aparece, por supuesto, ese 7", el maxi del 82 de Joe Records y una serie de grabaciones de maquetas y directos que no desentonan para nada en cuanto a calidad ni a sonido.
El primer disco incluye unas 20 canciones de su primera etapa (1978-80), golosinas todas de desparpajo punk y frescura pop. Imagina a las Shonen Knife haciendo versiones de Urinals. Nada de distorsión, nada de virtuosismo, solo Punk en un envoltorio naif.
El segundo vinilo (aunque no lo ponga en la carpeta del vinilo) incluye otras tantas canciones de su etapa 81-83. Piezas algo más maduras, un pelín más elaboradas e incluso levemente experimentales, más cercanas en ocasiones a Essential Logic y a Kleenex/Lilliput y con voces más curradas. Sigue siendo todo bastante naif, pero pierde en infantilismo y punkitud. Ni que decir tiene que me quedo con la primera etapa, aunque aquí hay también temazos.
En cualquier caso, pieza imprescindible si te gustan grupos como Chin Chin, Chalk Circle, Nuns, Slits, Las Chinas..., documentazo impepinable si te gusta saborear todo aquello que huele a KBD y disco obligatorio para los que, como yo, disfrutan de los grupos que suenan abiertamente simplistas, que renuncian al virtuosismo (por los motivos que sean) y que poseen la candidez y la inocencia de aquellos años en lo que todo era nuevo y estaba por descubrir (aunque fuese mentira). Delicioso.
Mgrtn.
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