Las fotos y los pies de foto son cosa de los de 1 minuto de gloria.
La culpa de todo la tienes tú.
Hoy: La culpa de la subida del precio de los discos la tienes tú.
Hola soy Mugretone y posiblemente me recuerden de otros reportajes de investigación como El azúcar no engorda, engordas tú o Señora, puede que su hijo le sise unos céntimos al devolverle las vueltas de la compra. El tema que hoy me anima a iniciar esta sección titulada La culpa de todo la tienes tú, es el aumento desorbitado del precio de los discos. Sí los discos, esos artículos de vinilo (plástico) que algunas personas (los viejos) seguimos comprando, mientras que otras se dedican a bajarse gratis los mp3. Bueno, ya ni eso, ahora lo escuchan en bandcamp o youtube y listo. La cuestión es que como sigan subiendo los precios de esta manera, mucho me temo que al final vamos a tener que tirar todos de youtube, y van a comprar discos solo los millonarios. O, como vulgarmente se dice, “su puta madre”.
Ya antes de verano me percaté de que los precios de los discos estaban subiendo de forma alarmante. Pero fue ayer, al realizar mi último pedido a mi camello habitual, cuando me di una hostia tremenda y desperté. No puedo seguir comprando tantos discos como compraba antes. No, a estos precios. De repente nos encontramos con que un LP que normalmente te costaba unos 12 euros, ahora cuesta casi 20 euros. Y el clásico 7” de 5 euros, ya te cuesta 7,95. Y me saltaron todas las alarmas cuando una reedición como la de Suburban Lawns cuesta 33 pavos!!! Y no es vinilo doble ni nada de eso. Es sencillamente un auténtico atraco.
La cuestión es que mientras antes te podías comprar 8 LPs con un billete de 100 euros, ahora solo te puedes comprar 5. No hablamos ya de si compras en una tienda físca, que el precio de cada LP puede llegar fácilmente a los 30 euros.
Hay que seleccionar mucho más. Se acabó eso de comprar cosas sin haberlas oído antes en internet. Ahora hay que asegurarse de que el desembolso merece la pena. Ya no basta con oír unos segundos de la primera canción (lo que hago habitualmente), ahora hay que escucharse el disco entero.
Ya antes (hace unos meses solo), cuando un LP costaba 15 euros me parecía algo caro, pero aún así, si el grupo me molaba mucho, lo pillaba. Pero ahora me he dado cuenta de que no puedo pillarme un disco de un grupo extranjero (generalmente de USA) ni siquiera a 15 euros. Ahora los que cuestan 15/17 euros (22 en una tienda física) son los baratos. Por supuesto hablo de discos nuevos (novedades) de sellos de allende los mares, que tienen que llegar por correo y esas cosas (lo que se llamaba antes importación, je).
Por supuesto, aún se pueden conseguir en las distris discos “de fondo de catálogo” baratitos, pues se adquirieron cuando aún no habían subido los precios. Discos similares a los que hoy cuestan 20 euros, “importados” hace solo unos meses por la misma distri, siguen costando 12/15 eurillos. Y en Discogs siempre encuentras un vendedor que lo vende más barato (aunque luego hay que sumarle los gastos de envío…)
Y si te interesas por los discos de los grupos locales, los precios siguen siendo económicos. Lo que parece totalmente normal ya que los gastos de envío son menores o no existen. Y más aquellos de sellos/distris anarcopunks, que intentan mantener una política de precios muy bajos. Pero incluso en estas mismas distris “solidarias” (je), muchos discos de novedades de ultramar también comienzan a tener precios desorbitados.
Puedo llegar a entender (y lo entiendo) que un disco en una tienda física (de esas que ya casi no quedan) sea más caro porque tienen unos gastos extra (alquiler, luz, empleados, seguro…), pero es que la subida se nota comprando directamente a las distribuidoras, que no tienen esos gastos de mantenimiento del local, porque no tienen local. Entonces, ¿son las distribuidoras unos piratas? Algunas sí, ya lo sabemos, je. Pero no todas, y el precio no lo suben las distris porque sí; si no porque cada vez los sellos les dejan más caros los discos. Y la culpa tampoco es de los sellos, porque a ellos les sale también más cara cada copia.
Sigamos tirando del hilo. Tenemos que seguir recorriendo la cadena de intermediarios, para averiguar que eslabón es el que se ha roto.
Todo apunta a que son sobre todo los discos que vienen de USA los que han pegado ese subidón. Subidón que, por otro lado, en mayor o menor medida, empieza a contagiar a productos europeos y, dentro de poco, a los nacionales (si no está pasando ya mismo, ya que un mercado global como el que poseemos se contagia muy fácilmente de este tipo de enfermedades). Pero bueno, parece que el origen de la subida está en los Estados Unidos de América. Un vistazo al mercado de divisas empieza a arrojar luz sobre el tema. Un vistazo y un pequeño soplo de mi amigo Paco (Blondes must die) que está muy acostumbrado a importar discos de aquel país. Es cierto que hace un año (y dos y tres y más) el dólar estaba por los suelos y que con nuestros euros podíamos comprar ventajosamente en USA. Ahora la moneda americana ha subido y ya no está tan barata. Empezamos a encontrar culpables…
No obstante, la subida del dólar no es tan exagerada como para justificar el desorbitado incremento de los precios de los vinilos. Prueba de ello es que otros productos americanos no han experimentado un subidón tan espectacular. Y nos basta echar un vistazo a la página de Discogs para encontrar siempre la copia más barata de un disco (nuevo y o no tan nuevo) en USA. A precios bastante jugosos, por cierto.
Entonces, la subida debe ser consecuencia de las tarifas del servicio de correos americano. Servicio que ha subido ligeramente los precios últimamente. Ya tenemos aquí a otro de los culpables. De hecho, es cierto que antes solía pedir cantidad de discos a USA a través de Discogs y que, desde hace ya un tiempo he dejado de hacerlo porque los gastos de envío suben mucho y no me compensa. Pero estoy hablando como comprador individual, que compra un solo disco a un vendedor X. Si encargas más de un disco, como hacen las distris que, de hecho, encargan muchos, el gasto es asumible. Y más si se lo pillas a una distri de allí y no a un vendedor particular. Vamos que te llevas un buen lote de vinilos.
No puedo dejar de dedicar unas líneas a las tarifas postales ibéricas. Culpables desde hace mucho de cargarse el pequeño comercio. Sin lugar a dudas un lastre para esta industria (y otras muchas) siempre ha sido el elevado precio del servicio de Correos España (viva). Mientras que en otros países enviar un paquete es relativamente barato, aquí te meten unas clavadas de lujo y muchas veces hasta te sale mejor contratar un servicio de mensajería privado. Ahora diréis que los precios de aquí no afectan a los de la importación, pues lo que cuenta es la tarifa USA. Pues bien, sí afectan porque, muchas distris de aquí se dedican a cambiar discos (no solo a “comprar”) y tienen que enviar sus paquetes desde España. No obstante, es verdad que Correos ha sido siempre muy caro y que, aunque afecta sin duda al precio final, no es el responsable directo de esta supersubida del PVP de los discos. Esto ha sido así toda la vida y hace solo unos meses el precio de los discos era bastante más económico.
Cuando hablamos de importación no podemos olvidarnos de una palabra maldita: Aduanas. He aquí otro de los culpables. Y es que, según me vuelve a confirmar Paco, no solo han subido los precios, si no que ya no te pasan una. Sin duda este es uno de los factores que más puede contribuir a la subida que nos ocupa. Sumado a las subidas del dólar y de los servicios postales americanos, vamos despejando la incógnita. Pero algo se nos escapa. Ni el dólar ha subido tantísimo, ni las tarifas y aranceles postales son tan duras para una distri que encarga, como ya he dicho, un puñado de discos y no uno solo. Algo se nos escapa.
Dirigimos entonces la mirada al origen de la cadena, las fábricas de vinilo. Hace poco, cuando el vinilo sobrevivía de milagro, impulsado únicamente por el underground y los DJs de las discotecas (permítanme que lo dude, ya que solo lo utilizan para consumo propio), cuando pensábamos que aquello tenía los días contados, había un número muy reducido de fábricas en todo el mundo. Pero la demanda no era mucha y todo funcionaba correctamente. Mandabas a fábrica un vinilo y te lo tenían listo, embalado en casita, en 3 semanas. Ahora, puedes tirarte esperando 6 meses (eso me contó el otro día Pablo de Rumble Records). Aunque el plazo en mis experiencias últimas no ha pasado de dos o tres meses (que ya es mucho).
Así que ahora nos encontramos con que, como el vinilo está de moda otra vez, las fábricas están colapsadas. No dan abasto. Y ese puede ser el problema. Cuando solo hacíamos vinilos tres chalados, podíamos elegir entre un puñadito de fábricas repartidas por el globo terráqueo y todo iba sobre ruedas. Ahora que la demanda es muy superior, tenemos el mismo ramillete de fábricas. No hay más. Como mucho una o dos nuevas, que sustituyen a las que han desaparecido. Eso sí, todas te hacen esperar meses. Parece lógico. Tiene prioridad la multinacional que quiere prensar 50.000 copias de una reedición de Pearl Jam. De hecho, cuando llegas tú con tu pedido de 300/500 míseras copias de un 7” les haces encima una putada. Ocupar las máquinas para un pedido tan cutre no les merece la pena. No al precio de antes. El precio que antes les parecía correcto, ahora es una birria. Parece también lógico que se decidan a inflar sus precios.
Pero… esperad, yo he mandado hace una semana a fábrica un single y la verdad es que no me sale mucho más caro que hace unos años. Puede que hasta más barato. Así que he ido a mirar precios en las webs de las fábricas habituales y he preguntado a los colegas del sector y, francamente, las fábricas no han subido los precios excesivamente. Algo sí, pero sin pasarse. Ha subido mucho el tiempo de entrega, pero los precios más o menos se mantienen. ¿Qué cojones pasa aquí? Mi teoría se acaba de ir por el retrete. No puedo culpar a las fábricas de ser el agente que nos faltaba en la ecuación y culpabilizarlos de la subida de precios tan brutal a la que nos enfrentamos.
¿La culpa no la tienen ni las distris, ni los sellos, ni las fábricas? Y el aumento en las tarifas de correos, aduanas y en el mercado de divisas no justifica el que ahora los discos cuesten un 75% más que antes. 75%!!!! (Sí, he hecho una regla de tres). ¿Por qué coño han subido tantos los precios de los discos?
Es indudable que cualquier pequeña subida en la cadena se nota en el PVP final. Pero, ¿tanto como para que los precios suban un 75% ¿Y que encima suceda así de repente? De la noche a la mañana. Hay un factor que se nos escapa. Un agente oculto que ha dado un empujón brutal.
Igual no hay que buscar al culpable entre los agentes de la cadena con capacidad para decidir sobre qué margen quieren llevarse. Igual tenemos que acudir al final de la cadena, el último eslabón. Ese que se limita a pagar lo que le dicen. El comprador último. Tú. Recuerda el título de la sección: “La culpa de la subida del precio de los discos la tienes tú”. Pues sí. Tú eres el responsable.
Puedes echar la culpa a otros. Pero estás a punto de leer porque tú, y solo tú, eres el máximo responsable. Puedes intentar echar la culpa a los hipsters, que han vuelto a poner de moda el vinilo, convirtiéndolo en un artículo de lujo, además. O puedes ir más allá y descubrir la mano negra de las multinacionales, que han creado en los hipsters esa necesidad. En ellos y en la mayor parte de los consumidores de la industria discográfica. Incluido tú. Vale sí, tú y yo hemos comprado vinilos desde siempre, incluso cuando parecía que iba a desaparecer. No nos dejamos influir por las modas (je). Pero precisamente por eso somos los culpables de este folletín. Por eso mismo tú eres culpable.
Si no hubieses apoyado el vinilo siempre, incluida la época de vacas flacas, todas las fábricas (hoy abarrotadas) que quedaban en el mundo habrían desaparecido para siempre. Y hoy las grandes corporaciones del sector no tendrían donde fabricar su nuevo caramelito. Podemos divagar sobre lo “novedoso” (o no) de ese caramelito (ahora lo hago), o sobre las maquiavélicas intenciones de las multinacionales, pero tú les has estado guardando la cama. Tú y ese puñadito de gilipollas (entre los que me incluyo, claro). Somos los putos responsables de que ahora tengamos que pagar 20 euros por un vinilo USA y, en breve lo mismo (o más) por uno de un grupo de tu pueblo.
A la vista está que el nuevo artículo de lujo que se han sacado de la chistera las multis no es tan nuevo. Tenían el caramelito delante de sus narices y lo conocían a la perfección. Un artículo 100% capitalista (que dirían muchos), un artículo fetiche del consumismo, hoy convertido en artículo de lujo. Un artículo lo suficientemente hermoso y obsoleto, como para encumbrarlo como producto vintage de moda. Basta con empaquetarlo bonito y… SUBIR EL PRECIO. ¡Tachán! Ahí lo tienes. Ahí tienes el subidón de precio. Ese empujón brutal que se nos escapaba. Ese empujón que tú y solo tú has propiciado.
Vale, una cosa es el vinilo de Pearl Jam del que hablamos antes y otra el nuevo disco de Last Sons of Krypton, que solo conocen tres colgados. El primero se mueve por otras vías, otros canales de distribución, tiene otro precio. Sí y no. Esto no es como la Cocacola y la marca blanca que sabe a jabón y por eso cuesta la mitad. Aquí el artículo no es Pearl Jam, ni Last Sons of Krypton, aquí el artículo es el vinilo. Y eso, amigo, es un trozo de plástico que ha subido de estatus y da igual si grabas en él a la Filarmónica de Boston o un pedo de tu vecino de arriba. La cuestión es que las grandes multinacionales fabrican donde los sellos pequeños (no hay otras fábricas), al final acaban compartiendo ese canal, y por ende los de distribución. Parece que la teoría de los diferentes canales hace agua… Pero lo más importante no son los canales, lo realmente significativo es que las multis se lo comen todo y el precio que marcan ellos de venta al público, acaba mandando en el mercado. Ellos están poniendo el precio del vinilo, igual que Cocacola marca el precio de su producto.
En EEUU, por primera vez, las ventas de vinilos superan a las descargas digitales de pago. El vinilo (no hace falta decirlo a estas alturas), además de no ser pirateable en su mismo formato, ofrece un valor añadido (varios, de hecho) con respecto a los mp3. Portada bonita y en grande, insert con las letras, encanto vintage, tacto, olor, magia… Todos ellos atributivos que un frío mp3 no posee. Más que nada porque es algo inmaterial. Un mp3 no se puede tocar, ni mirar. ¿Y es ahora cuando se dan cuenta las multinacionales del sector? No, ya lo sabían desde siempre. Lo que pasa es que les salía mucho más barato vender CDs (más económicos de fabricar) y encima ponerlos más caros que los vinilos, por aquello de las nuevas tecnologías y los sonidos “limpios”. Después, descubrieron que vender mp3 era aún más ventajoso. El coste de fabricación era cero. Pero toparon con la piratería. Como también habían topado durante el reinado del CD; lo que pasa que a mayor escala. Y no salían las cuentas. Si miraban para adelante, todo era pirateable en cuestión de meses. La solución no estaba en lo digital. Así que han mirado para atrás y ¡zasca!, redescubrieron el vinilo. El mismo artículo que ellos se habían encargado de devaluar y llevarlo casi a la extinción. Pero que tú (puto culpable) te encargaste de mantener con tu feo vicio de coleccionar discos.
En efecto, el vinilo no se extinguió como sí hicieron los dinosaurios. El vinilo sobrevivió gracias a La Resistencia. Nada que ver con los franceses que lucharon contra el régimen nazi, ni con aquella encabezada por Donovan y Julie durante la invasión de los lagartos visitantes de V. Esta resistencia se compone de personas como tú. Personas que no luchaban por la libertad, como los otros. Personas que, paradójicamente, tras autoretratarse muchos como “anticomerciales”, han querido mantener a toda costa su pasión por ese artículo retro (hoy vintage), y han propiciado, sin saberlo, uno de los movimientos más comerciales y rastreros del capitalismo actual. Y precisamente hoy, cuando el mundo se empieza a plantear si el sistema capitalista estará obsoleto. Gracias a ti, no han quebrado las pocas fábricas que han servido a las multinacionales para relanzar el vinilo y convertirlo en un artículo de lujo. Un artículo que ahora te toca pagar un 75% más caro. Por tu culpa, por tu culpa, por tu puta gran culpa.
El culpable de la subida de los precios del vinilo eres tú.
mgrtn
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