Scottex Mega Rollo: “Escucha a Scottex Mega Rollo” (K7, Polze de la Mort)
Ya sabéis que no suelo comentar ni casetes ni CDs. De hecho, tampoco suelo comprar este tipo de artefactos, pero a veces no queda más remedio que hacer una excepción.
No niego en absoluto mi condición de esnob por comprar casi única y exclusivamente música en vinilo, pero esta “sana” costumbre me sirve también de filtro, ya que si tuviese que comprar el aluvión de cintas molonas que sale cada año, estaría completamente arruinado. Y es que, para otras cosas no, pero para el Punk estamos viviendo una muy buena época: no hacen más que salir grupos nuevos bastante chulos de debajo de las piedras. Algunos se quedan en el bandcamp, otros consiguen sacar una casete y, los más afortunados, sacan un vinilo. Intentar conocer, absorber y comprar todos los vinilos “buenos” que salen a lo largo del año ya es una labor excesivamente trabajosa, cara e imposible, como para tener que dedicarme también a las cintas, ja ja ja.
Y, bueno, yo seré un esnob, pero creo que esta moda de sacar cintas, ya lo he comentado varias veces también, tiene su parte de esnobismo. Entiendo que es mucho más accesible al bolsillo a la hora de editar algo, pero empeñarse en rescatar un formato viejo y agotado me parece un poco ridículo y bastante esnob. Por no hablar de la obsolescencia, programada o no, del producto. Eso es algo que me obsesiona. Comprarme un “disco” sabiendo que dentro de 10 años no lo voy a poder escuchar es algo que me reconcome por dentro. Aún así, el que no me guste no quiere decir que no le pueda gustar a los demás.
Y de hecho me gustaría, desde aquí, alabar la labor de esos grupos que se aventuran a sacar una cinta y de aquellos pequeños sellos que se dedican a esta tarea. Al fin y al cabo, es lo que intento hacer yo también cada vez que saco un disco a un grupo. Difundir su música. Eso es lo realmente importante. ¡Bravo!
Y después de este coñazo, vamos a comentar ya la cinta en cuestión de Scottex Mega Rollo.Hablar de “supergrupo madrileño” podría llevaros a pensar en una banda de sudorosos roqueros formada por miembros de Sex Museum, Pleasure Fuckers, Burning, Dover, PVP y/o Non Servium. Así que mejor voy a usar el término “Megagrupo” para definirles, ya que en sus filas militan miembros de bandas como Rumania, Bit Of, Mártires de Uganda, Satélite, Morroplastia y otras consideradas de segunda o tercera fila, pero que para alguno de nosotros son mucho más importantes (aunque sea en nuestras vidas de mierda).
Para empezar debo decir que si estas mismas canciones hubiesen sido interpretadas por un grupo más estándar no hubiese pasado de la primera canción. Porque la verdad es que mis oídos hace ya mucho tiempo que se saturaron de este estilo, digamos de Punk Pop 80’s nuevaolero.
Pero, a veces, surge un grupo dentro de este rollo que me atrapa. A veces (muy pocas) es porque aportan algo nuevo a un género que no ha innovado nada desde el 82, otras veces es por su sonido, otras por una voz atípica, otras por unas letras muy locas… Pero cuando aciertan seguro conmigo es cuando se trata de un producto tan “destartalado” como este.
Y es que si esta fuese una cinta grabada por “buenos músicos” (ya sabes, esa gente que presume de “saber tocar”) me parecería una más del montón. Pero suena tan amateur y cacharrero que me flipa.
“Nos gusta hacer las cosas a nuestra manera”, dicen en su bandcamp, “si piensas que puedes hacerlo mejor, hazlo. Si no, hazlo también”. Esa es la filosofía.
Pero a ver, tampoco te creas que esto es una aberración mayúscula en la que tocan chimpancés, porque cierta solvencia musical hay. Existe una base lo suficientemente sólida como para que el producto no se desmorone desde el primer segundo. Una base sobre la que pueden “chapotear” (de forma grácil, eso sí) los miembros del grupo con menos solvencia musical. Y es gracias a esa base que las canciones son escuchables y disfrutables. Pero es precisamente ese chapoteo, esa inocencia instrumental y vocal lo que hace que estas canciones me suenen tan mágicas. Quizás sea porque me identifico bastante con ese “no saber hacer, pero aún así echarle morro”, pero me parece que ese toque destartalado y fresco es lo que necesitan estos temas para no ser “otra canción de Punk Pop ñoño” más.
Entiendo que a algunas personas (los que están acostumbrados a oír “discos serios”) les puede costar un poco meterse en situación. Pero lo bueno que tiene esta casete es que los temas son muy muy pegadizos y creo que pueden enganchar fácilmente a cualquiera. De hecho, se hace muy corta y tienes que ponértela una y otra vez porque al final la voz de Bárbara te acaba atrapando.
Durante los 8 temas que contiene el asunto sobrevuela de forma constante el fantasma de unos primerizos y maqueteros Pegamoides (no en vano el grupo se formó como continuación de un grupo homenaje que hicieron ellos mismos llamado Nebraska y lo Pegamentos).
Pero no se quedan ahí, hay bastante más. Todo muy ochentero, eso sí. Hay también ecos de Las Chinas, Los Bólidos, Fresones Rebeldes, Terry IV… y algunas veces, incluso, de los Zombies (los de Bonezzi), claro, sobre todo en algunos teclados.
Y es curioso porque son los arreglos de teclado los auténticos conductores del disco. Muy inspirados algunas veces y con ese toque naif encantador todo el rato.
Bueno, que me ha encantado. Mi favorita la “El precepto maldito”, aunque son todas muy buenas.
No me importaría que saliese en vinilo, la verdad.
Mgrtn.
Vamps: “El cielo puedo esperar” (LP, Subterfuge)
Lo cierto es que a estas alturas no me acordaba de Subterfuge. De hecho, ni sabía que seguían sacando cosas. Nunca fue un sello de mi devoción, aunque algunos discos buenos tengo con su etiqueta. Y, sin duda, los mejores son los de la colección “Canciones desde la Tumba”, como este que sale en pleno 2020. Y es que rescatar las maquetas de los Pegamoides y de los Vegetales fue un puntazo. Curiosamente dos de los grupos de los 80 más en la onda de los Vamps.
Pero vayamos por partes. Vamps surgieron en Valencia a mediados de los 80 y, aunque consiguieron sacar en 1987 un LP en DRO (del que se desgajaron dos singles), se puede decir que llegaron tarde a eso de La Movida y pasaron sin pena ni gloria.
De haber surgido unos años antes y en Madrid igual hoy estarían considerados a la altura de bandas míticas de la época. Aunque también es cierto que en realidad son un producto de esos que surgen a raíz de algo, en este caso de La Movida. Vamos que no son los pioneros, si no los hermanos pequeños de aquellos, que lo que hacen es copiar aquellos grupos que surgieron unos años antes y cambiaron todo el panorama musical en una España carpetovetónica que era muy muy gris y muy muy rancia. A base de copiar también, sí, a los grupos de fuera en su caso, pero supieron adaptarlo a nuestro país de puta madre. Así que, esa tarea ya la tenían hecha.
E igual que llegaron tarde a aquello, tampoco tuvieron suerte en el panorama Pop de su época. No tanto por ser demasiado ”de género” como por no estar en el sitio adecuado en el momento adecuado para que EMI o EPIC se hubiese fijado en ellos del mismo modo que ficharon a gente como Ronaldos o Dinamita pa’ los Pollos…
Igual una compañía más potente que DRO les hubiese dado el empujón que necesitaban o igual se hubiesen quedado también por el camino como tantos y tantos grupos. Como, por ejemplo, Besos Rabiosos, que mucho fichar por Virgin, pero ni pasaron a la historia ni se acuerda nadie de ellos hoy.
Así que el grupo, como ya he dicho, pasó sin pena ni gloria. Quizás sea ahora el momento de descubrirlos y de reivindicarlos, aunque según está el patio hoy en día, este disco pasará también sin demasiada repercusión.
Vamos ya con las canciones.Como es norma de la casa, en la serie de Canciones desde la Tumba no se incluye ninguna canción que haya sido editada anteriormente. Se trata pues de temas inéditos, lo que hace que los kilates de esta pequeña joyita luzcan con más fuerza.
14 pequeñas gemas de Punk Pop que, como reza la pegatina de la portada, mezclan Vegetales con Cramps y Sigue Sigue Sputnik.
Lo cierto es que los Vegetales están muy pero que muy presentes (tanto en música como en letras) y este disco hará las delicias de los fans de los hermanos Canut. “No me gusta el Sol”, por ejemplo, parece muy inspirada en “Odio el verano”. No sé si copiaron directamente de ellos o simplemente llegaron a algo parecido, ya que ambos grupos son coetáneos.
Lo de lo Cramps y eso que dicen de “Pychobilly” es un poco más discutible, al menos musicalmente. Sí que hay ramalazos un poco crampianos, pero se trata de un producto demasiado melódico y la influencia de aquellos se refleja más en las pintas del grupo y en las letras de temática terrorífica.
De SSS también hay poquito, pero es cierto que, pese a no contener ni un mísero sampler ni una pizca de electrónica, sí que hay una cierta actitud sonora muy futurista y muy 80’s que puede recordarnos en cierto modo a los británicos.
Yo me atrevería a decir más que se trata de un cocktail en donde mezclan Vegetales con Alaska (ya sea Pegamoides o Dinarama).
Hay canciones que suenan más a los Nikis (“Holgazaneando” es 100% Nikis), otras que son un poco más Parálisis Permanente, de vez en cuando hay algún momento Espasmódicos o Loquillo… y también homenajean al Glam anterior al Punk, sin ocultar su devoción por Glitter, Slade y Suzy Quatro. Pero, a pesar de tanta mezcla de estilos, todo tiene bastante coherencia y el disco es muy homogéneo.
Las canciones son más que aceptables, siempre y cuando se escuchen desde la perspectiva histórica que merece el asunto. Están plagadas de influencias, pero son muy entretenidas y bastante redondas. El sonido también es más que decente y ayuda a trasladarnos durante media hora al pasado.
Pero, sin duda, lo que más me gusta es la inocencia que suda todo el disco. Esa inocencia muy de aquella época. Ese jugar a ser malotes pero que se nota que es un juego a la primera de cambio. Esas letras infantiles que a día de hoy nos sonrojarían si las hace un grupo de gente con más de 14 años pero que, puestas en su contexto, no desentonan en absoluto y te las tragas dobladas y con gusto.
A ver, no es un disco imprescindible ni será nunca un clásico, no es la maqueta perdida de Desechables ni nada parecido, pero me parece un buen disco que hace justicia y desentierra a uno de los grandes grupos malditos que se quedaron el camino.
A mí me ha enganchando y os lo recomiendo a todos.
Mgrtn.
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