Neon: S/T (12”, Square One Again Records)
Putísima maravilla de la naturaleza la que han firmado estas 4 chavalas desde Oakland (California). Y es que no podía ser de otra manera, estando involucradas Marissa Magic, con una trayectoria de 15 años en bandas tan flipantes como mis favoritísimas GirlSperm y Mozart y Grace Ambrose, también miembro de Mozart entre otros muchos grupos y proyectos, como la siempre excitante etiqueta Thrilling Living Records.
Ya cuando descubrimos a Mozart (para mí uno de los grupos mas alucinantes de la década pasada), descubrimos a la vez también a Neon. Lo que pasa es que mientras Mozart consiguieron editar un 7” en 2017, Neon solo sacó sus canciones del mismo año en casete y en internet. Y, salvo alguna excepción nacional, ya sabéis que no suelo comentar ni cintas ni maquetas digitales ni CDs. Pero ha merecido la pena la espera y, desde el año pasado, Neon tienen en su haber este maravilloso 12” con 10 temazos de puro lujo.
(Ojo: En el siguiente párrafo, paja mental que te puedes saltar si solo te interesa leer sobre el
disco en cuestión)
Existe una línea divisoria entre lo que se considera Riot Grrrl y el Weird Punk, el Art Punk, la
No Wave, el Egg Punk y otras etiquetas de, digamos Punk raruno y/o vanguardista. Y, en el
fondo un grupo Riot Grrrl puede ser perfectamente a la vez un grupo de Weird Punk o un
grupo de Pop Punk por ejemplo. Porque lo que realmente hace “Riot” a una banda (además
del sexo de sus componentes) son sus letras y/o implicaciones políticas marcadamente
feministas y anti capitalistas (requisito que Neon cumplen sobradamente, ya que son muy
militantes en ese sentido). Pero es cierto que desde sus inicios, incluso antes de existir el término Riot Grrrls, estas
bandas han tenido siempre una tendencia hacia los sonidos raros y poco convencionales.
Conviviendo con otras bandas (también Riot) de sonidos más clásicos y “escuchables”
(quizás más populares también por ello), siempre han surgido grupos de chicas que se han
metido de lleno en estas arenas movedizas. Muchas veces por falta conocimientos musicales
y otras adrede, pero siempre con ese espíritu rompedor y esas ganas de transgredir. De
hecho siempre han sido pioneras en eso, llegando incluso a inventar estilos tan importantes
como el Grunge (pero eso ya es para otro “artículo”, jeje). Al grano: Son tantas las bandas Riot que han tirado por estos caminos, que al final la
etiqueta se asocia también con esos ramalazos artísticos y/o raros. Con lo cual, el término se
acaba usando como etiqueta musical y no solo como algo ideológico. Y, así, al existir esta
posibilidad de aglutinar en “Riot Grrrl” también esa vena musical vanguardista, se evita
etiquetar a este tipo de bandas como Art o Weird o lo que sea, cuando en realidad lo son
también y mucho.
Y suelto todo este rollo porque precisamente el disco de Neon se me antoja (más que otros similares como el de Girlsperm, por ejemplo) que podría encajar perfectamente dentro del concepto Weird Punk actual y más concretamente dentro de la escena “Egg Punk”. Sin ser otro de los múltiples grupos que hoy imitan con descaro a los Coneheads, la música de Neon tiene bastante en común con los huevo-grupos.
Vamos, que me parece que, aunque la etiqueta Riot Grrrl sobra y basta para definir el disco, hay ciertos matices que lo emparentan con el rollo locatis y más desenfadado de los grupos actuales de Indiana, St. Louis, alrededores e imitadores.
Se trata de un disco con 10 canciones sencillamente apoteósicas y que suenan como entrar
en una colmena de avispas y recibir unos 20 picotazos por segundo.
Punk muy loco, desestructurado, chillón (en todos los sentidos) y con cierta afonía deliciosa
en la voz.
Y, por supuesto, 100% Riot Grrrl, muy en la línea de los grupos actuales londinenses, que siguen partiendo el bacalao y han convertido la ciudad del Támesis en la nueva Olympia.
Como unas Kleenex menos inocentes, pero sin abandonar cierto toque naif, “modernizadas” lo suficiente como para encajar en Lumpy Records y con gran parte del caos heredado de su proyecto paralelo, Mozart.
En definitiva, clásico instantáneo del cacharrismo y obra casi maestra del Punk, aunque posiblemente pasará desapercibida y no saldrá en los libros de historia. Tanto por no estar en el sitio adecuado en el momento adecuado como por lo poco “serio” y ortodoxo de la propuesta, pese a que se trata de un disco especialmente serio, a la par que divertido.
Matrícula de honor.
Mgrtn.
Pavid Vermin: The Beach Boys never surfed (7”, jarama 45RPM Recs.)
Lo primero, por enésima vez, dar las gracias a Bernardo por mandarme siempre los
artefactos que publican en Jarama desde hace ya 4 añitos. Si no he contado mal estamos
ante su undécimo 7”, pese a que el número de referencia sea JAR009.
Un precioso vinilo cuidado al detalle, de color agua marina y con una portada muy buena de
Mario Feal.
Nos enfrentamos esta vez a Pavid Vermin que es el proyecto en solitario de Glenn Robinson. Un flipado del Punk Pop que vive en Rhode Island y que ha registrado, además de este 7”, un par de CDs. El segundo de los cuales, de este 2020 también, solo con versiones de grupos de Lookout Records. Así que entre el título del disco y esto, creo que os da una idea bastante aproximada de lo que vais a encontrar, ¿verdad?
En efecto, 4 temas que van desde el Pop Punk acelerado de los 90 hasta el Power Pop algo
más adulto y “formal”. Pasando, eso sí, por mil influencias previas como el Surf y el Pop de
los 60 (con campanillas en los arreglos incluidas).
Eso sí, lo hace siempre con una sensibilidad que se me antoja muy canadiense. Le veo
bastante más cerca de la sonoridad de Pointed Sticks o de la visión de unos Bum o
Chixdiggit que del rollito más directo de Ramones/Screeeching/Queers.
Y no es solo porque todas las melodías tengan un aire bastante melancólico porque, de hecho eso es herencia directa de bandas muy yankees como Beach Boys, MTX o los mismos Green Day (grupos a los que creo que debe bastante su sonido). Es algo que hay de fondo, en la atmósfera de sus canciones, una especie de ambiente que se me antoja más propio del frío de Canadá.
No inventa pues nada nuevo, pero lo cierto es que cuando se hace algo de calidad y con tan
buen tino, se disfruta bastante. Tanto es así que, como el 7” que pasa en un santiamén, te
deja con ganas de seguir escuchando más.
Muy disfrutable.
Mgrtn.
Vintage Crop: Servet o serve again (LP, Upset! The Rythm)
Tercer LP ya de esta banda australiana. He conseguido la edición inglesa de Upset! The Rythm, con la portada rojiza y el vinilo blanco, a diferencia de la edición paralela australiana que cambia los colores. Esta última, así como un par de reediciones con vinilos en otros colores (todas de este mismo año), corren a cargo, como no podía ser de otra manera, de Anti Fade, sello que se encarga de cobijar a una parte importante de la cada vez más numerosa e interesante escena Punk australiana.
En sus dos primeros trabajos largos podemos encontrar canciones Punk muy explosivas y brillantes, otras más coñazo con una vena algo más roquera y clasicota y, también, temas
más Post Punk y vanguardistas, que es en lo que se centran casi de lleno en este último
disco.
Se puede hablar, por tanto, de una evolución, pero tampoco exagerada, ya que, como he
dicho, este rollito Post Punk lo han tenido siempre. Lo único que se han sacudido el lastre,
aunque algo queda también para mi desgracia, je.
Podemos hablar de una especie de Uranium Club con base en Geelong en vez de en
Minneapolis, salvando las notables diferencias. Y digo lo de salvando las diferencias, ya que,
pese a que tienen mucho desparpajo y también hacen gala de cierta elegancia y un control
elegante de sus instrumentos, no son tan originales como los americanos y tienen una mayor
querencia por sonar más a bandas del siglo pasado que por crecer.
No en vano, en el texto promocional se les compara con Wire y con Yummy Fur. Y la verdad
es que, pese a que se trata de apuntar muy muy alto, hay bastante de ambas bandas en
ellos.
Me gustan especialmente cuando se ponen algo más coloridos y usan riffs más escuetos y
cortantes, pero no llegan a la frivolidad de los Fur, ni mucho menos a su destreza
instrumental. Prefieren quedarse en terrenos más oscuros y excesivamente planos en donde
se encuentran más a gusto. Y no se les da mal, la verdad. Lo que pasa es que, a veces, se
empantanan demasiado en ellos y se me antojan un poco aburridos.
Lo verdad es que he oído durante mucho tiempo a la gente (en canales de Youtube, en Facebook y de viva voz, comiéndome la oreja) desvivirse por las bondades de estos chavales. Tanto es así que los he tenido en la wishlist durante mucho tiempo, pero siempre con reservas por mi parte, hasta que ha aparecido este álbum en el que se centran en lo que me gusta y finalmente los astros se han confabulado para que el vendedor de Discogs de turno al que he pedido en esta ocasión los tuviese a la venta.
Y sí, el disco me gusta bastante, en especial la cara A, que es muy muy buena; pero hay ocasiones en las que se me hacen un poco bola. Como ya he dicho, me quedo con su parte más desvergonzada a lo Yummy Fur, cuando logran despegar un poco de la llanura y alcanzan estratos más brillantes y coloridos.
Si pudiese seleccionar yo los temas, quitando lo que me estorba, seguramente podría darles un sobresaliente. Pero, como no puedo, pese a que no descarto subir algo la nota en sucesivas escuchas, cuando le coja más el rollo, lo dejamos en un notable, que no está nada mal tampoco, ¿no?
Mgrtn.
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