martes, 22 de diciembre de 2020

Críticas 238: Airbag, Dadar, Research Reactor Corporation

 


Airbag: “Discotecas” (10”, Sonido Muchacho)

Siempre es una buena noticia un nuevo lanzamiento discográfico de nuestro trío malagueño favorito, responsables de parte de la banda sonora de las vidas de unos cuantos. Y es que es cierto que entre LP y LP pasa tanto tiempo que aunque saquen un par de singles entre medias con un par de caras B inéditas, a los fans se nos hace eterno. Así que cuatro temas completamente nuevos, así de repente y con el disco anterior todavía bastante reciente, es un notición para celebrar. Un regalo de navidad muy de puta madre, la verdad.

Como bien sabéis todos sus seguidores, cada disco de Airbag implica una cierta evolución, cambios (que a veces no entran a la primera). Supone un riesgo, sí, pero así, mirando siempre hacia delante, evitan el hacer siempre el mismo LP y convertirse en una caricatura de sí mismos, como les pasa a muchas grupos que llevan haciendo eso desde los 90. Las fórmulas se agotan. Y Airbag saben mejor que nadie que hay que introducir pequeños (o grandes) cambios para no caer en la repetición y, por consiguiente, en la perdida de calidad. Los Spits, por ejemplo, jamás grabarán un disco como el primero por mucho que se empeñen en repetir la fórmula una y otra vez.

Pues bien, al ser este un disco de transición entre álbumes, se permiten el lujo de incumplir la regla de la evolución, de ofrecer algo distinto, y se dedican a mirar hacia atrás. Cosa, que tratándose solo de 4 temas, está bastante bien porque, por un lado, contenta a los fans de base que aún parecen un poco resentidos con el último cambio (sin duda uno de los más grandes) y, por otro lado, demuestran que, como en los directos, son capaces de pasar de un “estilo” a otro de los de su catálogo, sin despeinarse y ofreciendo siempre calidad.

Es indudable que el paso que dieron en el último LP está ahí para quedarse y que el grupo posee una madurez (por muy eternos adolescentes que sean y serán siempre) de la que no se van a desprender ahora. Pero también es cierto que los cuatro cortes de este disco podrían situarse entre Manual de montaña rusa y Gotham te necesita.

Hay melodías que nos retrotraen incluso hasta el Alto Disco (su obra cumbre para mí), pero a lo que más me suena es a las canciones del Gotham. Más a aquellas que aún conservaban cierto rollo de su etapa anterior, pero también un poco a las más arriesgadas de aquel LP, las que supusieron un salto evolutivo más grande.

Joder, si hasta acaban con un instrumental como antaño (aunque le metan unas líneas de voz al final).

Canciones alegres, coloridas, muy de ir a la playa, con esos dejes surferos y ese tono melancólico marca de la casa... canciones que esta vez sí entran a la primera, porque, como ya he dicho, en este vinilo no hay novedades que asimilar. Es como si fuesen descartes del Gotham, pero no porque sean peores, si no por el tipo de canción.
Canciones que ya te suenan, pero que a la vez son nuevas. Y con las letras geniales como siempre, contándote historias con las que es imposible no identificarse si tienes más o menos su edad y sus gustos. Tanto es así que hasta resulta raro que no hubiesen mencionado antes en una canción a Winnie Cooper!!!

Por poner una pega (siempre tengo que poner alguna) creo que estas cuatro canciones cabrían perfectamente en un 7”, y a 45 RPM, sin perder potencia (no hace falta ponerlo a 33). De hecho, en el anterior 7” ya venían 3 temas.
De acuerdo que un 10” supone un valor añadido y es una golosina más jugosa, que mola (o molaba hace unos años) más que un 7”, pero eso supone que el precio final sea el doble: 15 euros un 10”, 7/8 euros un 7”.

Personalmente, prefiero que el minutaje se adapte a los formatos si eso supone un ahorro para mi bolsillo. Y no lo digo por ser un tacaño (que lo soy), sino porque así puedo comprarme más discos.

Pues eso, que me gustan mucho las canciones y se me hace muy corto el disco. Como siempre, mil gracias, chicos.


Siempre vuestro, Mgrtn.




Dadar: “I’m a töch” (7”, Goodbye Boozy)

Llevaba ya un tiempo detrás de este 7”, que es el segundo del grupo y que salió el año pasado. Este año ha salido una casete que, junto a otra del 2017 y a los dos 7”s mencionados, componen toda la discografía de la banda hasta el momento.
Una banda italiana compuesta por las
3⁄4 parte de Shitty Life y cuyos miembros han estado y están en un buen puñado de grupos paralelos.

Son gente muy obsesionada con la escena Punk de la segunda mitad de los 90, todo el rollito Lo Fi vía Rip Offs Records que tan bien caló en Italia durante aquellos tiempos y coleó con buena salud durante la primera parte de este siglo. Recordemos bandas como Grabbies, Nerds, Le Trottole, Usurpatore Max... Una época dorada para el Punk más mongolo y gamberro.
No obstante, en Dadar se puede decir que dan un paso más allá y se adentran en el mundillo del Egg Punk, gracias a la inclusión de un teclado y a ese gusto por sonar desestructurados. Conclusión a la que es fácil llegar teniendo en cuenta que el disco salió en 2019 y lo petó en los canales Egg de internet (si tener 2.500 visitas en el canal de Anti significa petarlo, claro).

Pero, en el fondo este disco podría haber salido perfectamente en 2004, antes de que se acuñase el término Egg Punk y, por supuesto nadie habría hablado del tema. Y digo esto, porque su propuesta musical no dista demasiado de la de, por ejemplo, Mr. California, por citar una banda muy relacionada con aquella escena Lo Fi, compañeros todos de sellos y tropelías.

O, por citar a otra banda que circulaba por aquellos primeros 2000, las canciones de Dadar tampoco se despegan demasiado del estilo musical que practicaban los Monitors: mongolismo con tecladitos con cierta querencia por el retrofuturismo y lo feísta.
De hecho, pienso que tienen más un pie allí que en el St. Louis de esta última década (que quizás exprimen algo más el rarunismo).

El disco tiene dos temas propios bastante chulos y una versión de los Fhedolts, banda de Post Punk oscuro y frío, de esas que se llaman seminales. Parte de aquel The Great Complotto que aconteció en Pordenone entre el 79 y el 88 y que tanto se reivindicó en los primeros 2000, por las bandas italianas, orgullosas de su herencia KBD.

Y, si esperas unos segundos, hay un bonus track que bien podría ser la canción que ensaya día y noche con el casiotone ese vecinito hijoputa de 12 años en el piso de arriba.
Sí, también es una versión, pero dejo que la averigües tú. Para ello, eso sí, vas a tener que pillarte el disco, que este tema no sale en el Bandcamp ni el Youtube, jeje.

Mgrtn.




Research Reactor Corporation: “The Collected Findings of the RRC” (LP, Erste Theke Tonträger)

Desde aquí hago un llamamiento para que, dado que cada vez es más común sacar 12” a 45RPM, se ponga la puta velocidad del disco en algún sitio y no haya que estar adivinándolo. Que para los que tenemos el sistema de cambiar la gomita no es solo darle a un botón.

Pues dicho esto, vamos con lo que interesa.
RRC son una banda australiana bastante gamberra y muy locatis que durante el 2018 y el 2019 sacaron tres casetes (una en directo) y, este año, se estrenan en vinilo con un split en 7” compartido con Freakess y con este 12” que recoge parte de sus grabaciones anteriores. Existe una versión australiana que edita Televised Suicide y esta otra, que es la versión europea con la portada azul en lugar de amarilla, que corre de la mano de nuestra querida etiqueta (y ya imprescindible) ETT.

El disco lo componen 13 temas de Punk mutante, agresivo, inconexo, marcianoide y retrofuturista.
Es inevitable hacer referencia a Coneheads y quizás un poco a Uranium Club en algún pasaje (además de a bastantes grupos de Synth Punk), pero aún así, estos tíos personalizan bastante su fórmula y se la llevan a las alcantarillas para ensuciarla, además de darle un toque muy gamberro y mongoloide.

La voz perruna campa a sus anchas sobre una guitarra aguda que suena de lujo, con esa distorsión suave pero podrida a la vez; mientras una suerte de soniditos molestos, que parecen sacados de una consola rota de un ovni, contribuyen al caos generalizado.
Así que es la base rítmica la que se encarga de la tarea menos divertida, pero quizás la más importante, la de poner un poco de orden y estructurar las canciones.

Divertido, feroz, mongolo, podrido... lo tiene todo. ¿Se puede pedir más? Yo creo que no. 

Mgrtn.

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