lunes, 18 de diciembre de 2017

Críticas 180: Maraudeur, Massicot, Statches

Sobre chicas en el Punk y algo sobre Suiza.

Vamos hoy con un monográfico sobre grupos suizos. Pero toca antes una reflexión. Los que no estéis interesados, podéis pasar directamente a las críticas.

No voy a decir que son “grupos de chicas” o “grupos con chicas” porque realmente son categorías absurdas.
Pero la verdad es que no sabe uno cómo acertar. ¿Menciono que en los grupos hay mayoría de féminas o que son todo chicas en su caso? ¿O no lo digo?
Si lo digo me dirán que qué importa el sexo de sus componentes (eso pienso yo), pero si me lo callo habrá quien piense que estoy ocultándolo deliberadamente para quitarles mérito a las mujeres.
No sé, me parece absurdo llegar a tener que plantearme esto, yo directamente no lo diría. Para mí nunca ha habido diferencias entre los grupos por el sexo de sus componentes: me gusta o no me gusta, punto.
En cualquier caso, ya lo he dicho, venga, arrojad piedras.

Lo que sí es indudable, y esto sí me gusta mencionarlo, es que las voces femeninas son un “instrumento” distinto a las voces masculinas y aportan otro “tono”, otro “color” al asunto: ya griten o susurren, canten flamenco o Heavy Metal. ¿En eso coincidimos? ¿O tampoco?

Y quizás me estoy planteando ahora todas estas cosas, un poco al hilo de lo que sucedió en el concierto de Maraudeur (uno de los grupos que comento hoy) hace unos días en Madrid. Podéis leer mi crítica del “desastre”en 1 Minuto de Gloria.

La cuestión es que entiendo que mucha gente esté muy quemada con el machismo imperante en la sociedad (y no es para menos), pero creo que una cosa es luchar contra las injusticias y otra muy distinta ponerse unas gafas con las que solo se ven injusticias, aunque no existan. Y no digo que en la “escena” Punk no exista machismo (ningún sector de la sociedad está libre de ello), pero creo que precisamente en esta escena musical en concreto (al menos en Madrid que es lo que me toca vivir día a día) no se mide a las chicas, sean de grupos o estén entre el público, con una vara distinta. ¿Que aún queda mucho por hacer? Sin duda, pero creo que una cosa es poner el dedo en la llaga y otra muy distinta es ver la llaga donde no la hay.

Y es que hay personas que, no sé si por la comodidad de no moverse de su entorno o qué, prefieren buscar enemigos dentro del Punk, cuando el auténtico enemigo (no digo que aquí no los haya dentro) está fuera.

Toda mi vida he tocado en grupos, he asistido a conciertos, he comprados discos, he escuchado música… tanto con chicos como chicas, sin hacer distinción alguna. Y a ellas (y son unas cuantas), compañeras de grupo o de correrías varias, jamás las he oído quejarse de machismo o de trato desigual dentro del Punk.
Y sí las he oído quejarse de ello en otros ámbitos de la vida: en el trabajo, en clase, cuando van de compras, en un restaurante, en la calle… pero nunca dentro del Punk.
Y repito que no estoy negando que aún queden cosas por hacer dentro de la escena al respecto, pero el enemigo está mucho más presente fuera.

En casi todos mis grupos han tocado chicas, a veces han sido mayoría, a veces minoría, a veces hemos sido dos y dos, pero casi siempre han estado ahí y jamás hemos tenido ningún problema como grupo. No se nos ha tratado diferente porque hubiese mujeres en la banda.
La única vez que tuvimos un problema al respecto fue una vez que nos echaron de un cartel de un festival cuando descubrieron que Las Cruces no éramos 4 tías, si no dos chicas y dos chicos.
Dijeron claramente que nos echaban porque había dos chicos y preferían usar el espacio para programar a otro grupo solo de chicas. Supongo que las chicas de la banda no valían nada para estas personas y no merecía la pena “visibilizarlas” en su “superfestival”.
Por suerte fue un incidente aislado.

Aunque supongo que habrá quien diga que no puedo opinar al no ser mujer y que mi opinión no vale, o vale menos. Eso es sexista y personalmente creo que si eres parte del problema debes serlo también de la solución, pero no echándote a un lado para no estorbar, si no aportando en positivo. Pero bueno, no voy a entrar en eso ahora, que al final les “robo protagonismo” a las chicas con mis lamentos masculinos.

Y vuelvo a lo de antes. A veces, el grado de corrección política, otra veces la aplicación de determinadas “normas” autoimpuestas por algunos colectivos, supone pasarse de frenada y lo único que se consigue es división. Cuando creo que está muy claro que a todos nos interesa la unidad.
Y no hablo de unidad a cualquier precio, a costa de hacer la vista gorda y dejar pasar injusticias. No hay callarse nunca ante las injusticias. Hablo de unidad de verdad, afrontando el problema juntos en la escena, todos. No creando un nuevo problema donde no lo había solo para colgarse una medalla.

Así no vamos a ninguna parte. Y ya me conozco la respuesta: “no te has enterado de nada”. Lo que pasa es que siempre que me dicen eso, luego nunca me explican el asunto. Sueltan la frase y ya está. A veces seguida de un insulto, claro, eso que no falte.
Así no me enteraré nunca de nada. O igual es que tampoco se han enterado los que dicen haberlo entendido pero no saben explicarlo.

Pero bueno, vamos con los discos. Como decía son tres grupos suizos. Dos de ellos nos han visitado recientemente. Y creo que todos son perfectos herederos (o herederas) del espíritu de aquellas Kleenex/Lilliput que tanto reivindicaron las Riot Grrrls de Olimpia en los 90. Ahora toca el turno de que sean sus propias (o propios)compatriotas las que las reivindiquen, ¿no?
Aunque realmente desconozco si las reivindican o no, pero no cabe duda de que su música sigue unos parámetros iniciales muy similares: jugando con el rollo naif, el minimalismo  y el “art-punk”.






Maraudeur: “S/T” (LP, Bruit Direct Disques)

Tras un flexi (7”) y un Split (10”) el año pasado, este sello francés se atreve con el debut en 12” de este conjunto de Ginebra que toca sin guitarra y con dos bajos. Y con batería y sinte, que conste.

Canciones muy cuidadas, en apariencia sencillas, que juegan unas veces con el ElectroPunk, otras con el Art-Pop y siempre de un modo naif y sin renunciar a las melodías.
Ritmos rotos y riffs raros pero siempre tratados con un mimo especial y casi siempre conteniendo el pie del acelerador. Medios tiempos pues que se debaten entre lo frío del sintetizador, lo aséptico y quirúrgico del estilo y la calidez humana que aportan los componentes de la banda en su ejecución.

No pude disfrutar su música a gusto en el concierto por el ridículo incidente ese del que he hablado antes, pero en disco me estoy desquitando. Y aunque yo le metería algo más de caña, puedes escucharlo vuelta y vuelta media docena de veces que no te cansa.

Mgrtn.



Massicot: “Morse” (LP, Elt Mon Cul C’est Du Tofu?)

Se trata, entiendo, porque realmente es un poco complicado saber qué disco es este, que no viene reseñado ni en Discogs, de una reedición de este mismo año del LP titulado “Morse”, editado en el 2015. Al menos son las mismas canciones y las fechas de la grabación coinciden.

Morse es su segundo disco, que sacaron tras un mini LP (12”) editado en 2013. Tienen un 10” del año pasado, más reciente, pero este es el único disco que vendían en el concierto. Concierto que comentaré en algún momento en 1 Minuto de Gloria. Concierto al que no asistieron, por otra parte, esas personas que la liaron en Maraudeur (dos días antes) y que tanto hablan de “escena”. Y es que si Maraudeur son parte de esa “escena”, Massicot también lo son, ya que comparten no solo su residencia en Ginebra, si no un estilo musical bastante similar.

De hecho los postulados de partida son casi idénticos a los de Maraudeur: Art-Punk, maquinitas y un tratamiento naif de todo ello. Pero se diferencian de sus vecinas en que estas son mucho más experimentales, no hacen concesiones a las melodías pop y se tiran de cabeza al mundo de los ruiditos. Vamos que estas te pueden volver loco y hacer que te explote la cabeza y las otras son más “inofensivas”.

Viendo como vimos en el concierto sus instrumentos (el bajo era una guitarra de primera comunión de esas enanas con tres cuerdas de bajo) y la colección de pedales que tenía la guitarrista creo que puedo apreciar mucho más el mérito de sus canciones. Y es que, sonidos que yo hubiese atribuido a un sintetizador o alguna maquinita rara, los consiguen con bajo y guitarra (también tenían una violinista que ahora no está en la banda) a base de mezclar efectos de pedales a determinadas (y secretas) frecuencias y en un orden que sin duda han tenido que descubrir a base de meses y meses de pruebas.

Mucho más arties que Maraudeur entonces, apuestan por construir canciones deconstruyéndolas y dotándolas de una miríada de soniditos inquietantes, chirriantes, disonantes y hasta feos. Son por tanto también bastante más preciosistas y complejas que sus compatriotas. Que no te engañe que el hecho de que el disco sea ideal para escuchar durante una merienda de leche con galletas.

Me encantan sobre todo los temas más entrecortados, en los que recuerdan a Erase Errata enviando sus canciones en morse a un gran ordenador de esos antiguos que ocupaban una habitación entera. Y es que el título del disco está muy bien elegido, desde luego.

Estamos sin duda ante una pequeña gran obra de arte cuidada al detalle. Una frikada de lujo, si lo prefieres. Uno de los descubrimientos de este año para mí.

Mgrtn.




The Staches: “Placid Faces” (LP, Les Disques Bongo Joe)

Y no nos movemos de Ginebra. En esta ocasión tenemos a dos chicas (que tocan ambas en mil bandas más) y un par de mancebos (que parece que solo tocan en este grupo). Aunque no me queda muy claro si la banda reside actualmente en Alemania o no, en cualquier caso parece que son suizos.

Este es su segundo LP que salió el año pasado (el primero es del 2014) y se lo compré a las Maraudeur en su concierto. Solo con ver la portada en serigrafía sabía que me iba a gustar.

Practican una especie de Synth Punk Pop Lo Fi con alguna pizca de Garage y musicalmente están bastante más cerca de Maraudeur que de Massicot.
Aunque también tienen temas en donde predomina la experimentación y se busca adrede sonar raro, pero no llegan a abandonar nunca esa vena de pop naif plagado de melodías dulces. Salvo en una canción que canta uno de los chicos, donde se tiran directamente a la piscina del Punk rápido y  sin concesiones.

Me recuerdan, a parte de a Maraudeur, a las francesas Decibelles. Canciones imaginativas, sin complejos, sin reglas, pero sometidas por otra parte a la “tiranía” que marca el sonar “bonito”. No acaban de romper la baraja del todo, y aunque decidan jugar con sus reglas, solo lo hacen con corazones y picas (y por supuesto con todos los comodines que puedan, que no son pocos). Permanecen pues contenidos, a posta claro, dentro de un campo que dominan y en el que se sienten cómodos.

El disco es bastante escuchable y creo que puede ser del agrado de mucha gente, ya sean fans de Life Without Buildings o de Bikini Kill.

Mgrtn.



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