lunes, 29 de junio de 2020

Críticas 229: Algara, Cold Meat, Powerplant

Inmersos ya en la “nueva normalidad” (a ver cómo acaba todo esto), se me vuelven a acumular los discos. He hecho un par de pedidos grandes de discos nuevos de este mismo año y alguno del año anterior que se me había pasado. Así que espero actualizar el blog más a menudo y con cierta regularidad.

Eso sí, mientras siga sin haber conciertos y mientras eso de viajar a una ciudad extranjera (y visitar todas las tiendas de discos) siga siendo una incógnita, tendré que seguir tirando únicamente de pedidos por internet y de tiendas locales. Pero bueno, por suerte o por desgracia, discogs es una fuente inagotable, aunque te prive del placer de ensuciarte los dedos (que, por otro lado, con esto del Coronavirus, pues quizás sea mejor, ¿no?).





Algara: “Enamorados del control total” (7”, La Vida Es Un Mus)

Empezamos con una de esas sorpresas agradables que te encuentras muy de tarde en tarde. Se trata de la primera referencia de este ¿dúo? de ¿Barcelona? Lo cierto es que un halo de misterio (imagino que premeditado) acompaña a este lanzamiento que carece incluso de texto promocional en la web de LVEUM. Según se puede leer por ahí están preparando un LP ya en formación cuarteto. Si es cierto, esperemos que no la caguen, porque la verdad es que este 7” está de puta madre.

Ochenterismo oscuro a tope en esta obra en la que es difícil no mencionar a Aviador Dro como referencia. Ya no solo porque el disco es un manifiesto andante de la lucha obrera (especializada o no), si no porque la aguja tiene que hacer un esfuerzo por romper el hielo de los surcos. La frialdad es tal que se puede hablar de figuras de hielo más que de canciones. Y lo consiguen gracias al minimalismo reinante durante las cuatro canciones del 7” y a esa caja de ritmos machacona y ultra simple (para mí lo mejor del disco, sobre todo cuando meten esos golpes secos y estridentes).

Pero son figuras de hielo que se empiezan a derretir según llegan a nuestro oídos. Hay una parte “orgánica”, con un sonido más cálido, que a golpe de bajo y a pinceladas de guitarra aportan el calor suficiente para ello.
Una guitarra y un bajo que apestan a After Punk (o Post Punk si lo prefieres) por los cuatro costados y que tienen una líneas melódicas tan oscuras como deliciosas. Igual aquí toca mencionar a Décima Víctima…

Por último, encima de todo, una voz bastante chulesca que recita consignas políticas y que combina esa frialdad imperante con unas mínimas y tímidas melodías que consiguen que no se escarchen por completo las palabras.

Genial.

Mgrtn.





Cold Meat: “Hot and Flustered” (LP, Satic Shock Records / Helta Skelta Records)

El año pasado descubrí, comprando solo por la portada (y fiándome de la etiqueta SSR, je), su 7” del 2018  (tienen un par de ellos más y una casete) y la verdad es que me flipó. Así que en cuanto vi que este año sacaban LP, no lo dudé ni un segundo.

Los australianos siguen fieles a su sonido Post Punk agresivo y a su querencia por la nueva escena Riot Grrrl inglesa. Y es que la voz de la cantante es de esas afónicas que molan mogollón. Se encuentra a medio camino entra la voz de Efialtis y la de Runt: áspera y concisa, contenida y salvaje. Una auténtica pasada.
La música que acompaña tan deliciosas afonías es machacona como una serie de martillazos en la cabeza recién levantado y tan enervante y rítmica como una gota de agua calentorra cayendo constantemente cada segundo sobre la frente.

Se nota cierta evolución, eso sí. El sonido es bastante mejor y más “controlado” como corresponde a un LP. Pierden algo en velocidad y sobre todo en locura y agudos, pero ganan en firmeza y en oscuridad. Es más “amable”, sí, pero, a cambio, tiene esa contención añadida que lo hace desquiciante.

En definitiva: 10 pedradas muy pulidas pero igual de asesinas.

Creo que el resultado es impecable y que podemos estar hablando desde ya de uno de los discos Punk de este maldito 2020. Te será difícil sacarlo del plato, créeme.

Sobresaliente alto.

Mgrtn.





Powerplant: “People in the sun” (LP, Erste Theke Tonträger / Dreamland Syndicate)

Este disco se editó el año pasado y, tras agotarse, se ha vuelto a reeditar (creo que también el año pasado). La verdad es que lo llevaba viendo en tiendas de discos (Berlín, Tokyo, Madrid…) durante un tiempo y siempre reparaba en la portada y pensaba “esto puede ser una mierda horrible o algo maravilloso”. Un día me decidí a escuchar algo y debí escuchar una canción de las lentas y se me quitaron las ganas.
Luego, cuando empezó a sonar el nombre más de la cuenta por algunos sitios, les cogí un poco de manía por eso mismo (así de snob soy). Me parecía que iban a hacer del grupo algo así como los nuevos Coneheads a los que también he cogido algo de manía porque son muy “populares” y le gustan a un montón de gente que ni siquiera está metida en el mundillo (a garajeros por ejemplo, jeje).
No obstante, decidí darles una nueva oportunidad por si me estaba perdiendo algo y esta vez sí me gustaron. Debí escoger una canción de las rapiditas. Así que, como iban a tocar en Barcelona le pedí a un amigo que iba a ir que me pillase una copia. Pero llegó la pandemia y se suspendió todo. Y, ahora que he vuelto a hacer pedidos, pues al final me lo he acabado pillando. Supongo que todo esto es suda la polla, pero ahí queda y os lo habéis tragado entero.

Bueno pues los nuevos Coneheads no son otros que un tal Theo Zhykharyev tocándolo y cantándolo casi todo, con algún colega colaborando en cosas puntuales en canciones sueltas.
Y cuando digo “nuevos Coneheads” no me refiero a que suene como ellos (para eso están ya Prison Affair, cuyo disco comenté en la entrada anterior). Me refiero a que también hace Synth Punk (aunque con otros sonidos y otros modos) y a que también empieza a ganar cierta popularidad entre sectores que están un poco alejados del “rollo” actual. Porque, de hecho, sonar, suena más a Ausmuteans que a Coneheads.
Podría hablar de “los nuevos Ausmuteans” entonces, porque también ellos se han hecho populares fuera del circuito (bastante más, de hecho)… Pero es verdad que siempre han estado con un pie fuera y han “aspirado” a más desde el minuto cero. Vamos que en su caso sí me parece normal (y no me da rabia) que la gente les adore fuera de la escena porque su música va más allá.

Como ya he dicho, este LP salió en 2019 tras una casete y un puñadito de 7”s previos y, este año, acaba de salir un 7” para Static Shock (casi nada).

Se trata de un LP bastante correcto plagado de líneas de sintetizadores que tiene momentos apoteósicos y alguno un poco más calmado y coñazo. Pero en líneas generales la mayoría de las canciones son bastante buenas.
A veces son temas muy Punk, muy salvajes que podrían emparentarse con grupos de la escudería Lumpy Records y otras veces (la mayoría) desarrolla unas melodías más clásicas y dulces con ecos 80’s que recuerdan también mucho a los temas más “de estadio” de los Ausmuteans. A veces también se me viene a la mente Digital Leather (es inevitable con tanta carga de sintes).  
Eso sí, según va avanzado el disco, y sobre todo en la cara B, todo se vuelve más frío y británico (la tierra tira), tanto que en algún momento nos viene a la memoria Joy Division.

Le haya cogido manía o no (creo que se me ha pasado), es  un disco muy disfrutable, de estos de ponerlo vuelta y vuelta una mañana entera. Y, la verdad, recapacitando, creo que es bastante comprensible que guste fuera del “rollo” porque, igual que pasa con Ausmuteans, su música trasciende el pequeño circuito al que va destinado un sello como E.T.T. Etiqueta magistral, sin duda, pero dedicada a un público minoritario.
No me extrañaría, de hecho, que el fulano acabase fichando por algún sello más grande.

Mgrtn.

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