miércoles, 30 de diciembre de 2020

LO MEJOR DEL 2020

Qué duda cabe de que lo mejor del 2020 han sido los lanzamientos discográficos. Parece que este año los grupos, al no poder tocar en directo, se han dedicado todos a sacar discos. Y la verdad es que estamos en condiciones de decir que el Punk atraviesa por un buen momento.

Aunque sea a nivel más underground y más subterráneo que nunca, llevamos ya unos cuantos años en que no dejan de salir grupazos y discazos; sobre todo si hablamos de Estados Unidos y de Australia. Aunque tampoco podemos cerrar los ojos a las bandas inglesas, a las alemanas o, si nos venimos a España, a la nueva explosión valenciana. Paradójicamente, en Madrid (y en casi todo el territorio nacional), la escena sigue envejeciendo y muriendo poco a poco. Esperemos que la pandemia no acabe de rematarla completamente, ya que la única forma que teníamos de nutrirnos de esta nueva ola eran los conciertos de bandas de fuera.

Pero dejemos el pesimismo y centrémonos en la buena noticia: la proliferación de grupos Punk gracias a la cantidad de jovencitos que están haciendo cosas maravillosas. Tanto es así que, cada año, cada vez que hago esta lista, estoy más convencido de que hay un montón de discos que desconozco, que no he podido comprar aún o que no he encontrado, que seguramente entrarían en el ranking. Y no solo discos, hay cantidad de maquetas digitales y/o demos que solo salen en casete que podrían entrar en mi lista sin problemas y desbancar a casi todos los presentes. Y eso que los de este año son todos excepcionales y me flipan. No sé si es que cada año salen más y más grupos o que al tener todo mayor visibilidad en Internet, da esa impresión.

Una visibilidad muy positiva, pero que, por otro lado, llega a ser abrumadora, la verdad. La proliferación de canales de YouTube o páginas de Facebook al estilo del ya mítico canal de Jimmy, hace que haya un bombardeo diario de información y una saturación de nuevos lanzamientos imposible de asimilar como dios manda.

Gracias a que no me gusta escuchar música en el ordenador, he decidido, desde hace ya tiempo, centrarme en los discos que salen en vinilo, tanto para escuchar y “asimilar” en casa, como para comentar en este blog, reconozco que chapado a la antigua. Como ya he dicho muchas veces, solo uso Internet para escuchar las cosas muy por encima y añadir lo que más me impacta a mi wishlist. Después, semanas o meses más tarde, cuando los encuentro y cuando puedo, me compro los discos. Por eso, muchas veces, comento aquí discos del año pasado (o de hace dos). Mucho más tarde que los canales que se dedican a comentar lanzamientos digitales de rabiosa actualidad, justo en la misma semana en la que se cuelgan en Internet (muchas veces cuando ni ha salido el vinilo a la venta).

Y la verdad es que no estoy en contra de estos canales, de hecho me gustan bastante y estoy muy viciado y atento a no perderme nada. Aunque solo los use para escuchar los segunditos de rigor para hacerme una idea de qué va el tema y descubrir grupos y enterarme de lanzamientos. Sinceramente, creo que estos canales cumplen una labor colosal y soy bastante fan, como digo, de unos cuantos.

Pero, por un lado, creo que este tipo de inmediatez y de “ansía” por ser el primero en hacerse eco de un disco o una demo, en el fondo perjudica un poco a las ventas del disco físico (si es que hay formato físico). Me explico: es cierto que, al aparecer a la vez en mogollón de canales, se le da un impulso inicial cojonudo al producto, pero cuando ha pasado un mes (o mucho menos), ante la avalancha de nuevos lanzamientos diarios, parece que el disco es ya prehistoria. A veces, el vinilo acaba de aterrizar en las tiendas cuando nos da la impresión de que ya no es “novedad”. Y es que, más allá del lanzamiento, el disco físico tiene una vida mucho más larga. ¡¡¡Tiene que venderse!!! Y eso lleva (con suerte y si se vende) un par de años, si hacemos una media realista. Un año, si lo saca un sello puntero o se trata de un grupo popular.

Y con esto no estoy criticando nada, ya que todo esto es fruto de una evolución lógica de las comunicaciones contra la que sería estúpido luchar y que, además, es muy positiva en muchos otros sentidos. Estar enterado de algo que sucede en Texas en tiempo real es, sin lugar a dudas, algo alucinante.

Tampoco pretendo colgarme una medalla por comentar los discos estrictamente en vinilo y, al hacerlo más tarde, recordar así que aún están a la venta (y que seguirán a la venta durante un tiempo todavía largo). Simplemente los comento cuando los compro, cuando me llegan y cuando me apetece escucharlos. Se trata solo de una reflexión en voz alta sobre las ventajas e inconvenientes de la celeridad con la que sucede todo en internet, que en casos como este, pone de manifiesto que en realidad, en el “mundo real”, las cosas van más despacio. O, dicho de otro modo, el “mundo real” ya es el que marca Internet y lo de los formatos físicos está quedando solo para los dinosaurios que seguimos comprando (y vendiendo) discos, libros, cómics y esas cosas que ocupan espacio en las estanterías.

Pero no me enrollo más. Vamos con los que considero los mejores discos que he comentado este año aquí. Consciente, como he dicho, de que se me escapan muchos. Así que, como suele decirse: no están todos los que son, pero son todos los que están.

(Todos son del 2020 menos los que llevan un asterisco, que son del 2019)

LO MEJOR DEL 2020



Neon: S/T (12”, Square One Again Records) *

Cold Meat: “Hot and Flustered” (LP, Satic Shock Records / Helta Skelta Records) 

Sial: “Tari Pemusnah Kuasa” (LP, La Vida es Un Mus)




Finale: “Visión de futuro” (LP, Flexidiscos, Discodrome Records) 

Algara: “Enamorados del control total” (7”, La Vida Es Un Mus) 

Mr. Wrong: “Create a place” (LP, Water Wing Records)




Soakie: S/T (LP, La Vida es Un Mus)

Judy and the Jerks: “Friendships formed inb the pit” (LP, Neck Chop Records) * 

Fried E.M.: “Modern World” (LP, La Vida es Un Mus)

Dadar: “I’m a töch” (7”, Goodbye Boozy) *




Mención especial merece el recopilatorio VVAA: Co-Beat 20 (Uña Negra Records / F.A.P.U.R), que si hubiese salido en vinilo (o en una puta cinta) sin lugar a dudas ocuparía el puesto número 1 este maldito 2020.


PD.

Si no te suena ningún grupo o solo uno o dos de ellos, quizás deberías hacértelo mirar. Seguir escuchando discos del siglo pasado está muy bien (yo lo hago casi a diario), pero no tener ni puñetera idea de lo que se hace hoy es síntoma de que, en el fondo, a ti no te gusta el Punk, simplemente sientes morriña de cuando eras joven y escuchas una y otra vez aquellos discos de tus tiempos mozos.

Y no me vale eso de que si son grupos “muy raros”. Hoy en día, si tienes conexión a Internet no hay ningún grupo raro. Todo lo tienes al alcance en un par de clicks.

A por el 2021... 

Mgrtn.

lunes, 28 de diciembre de 2020

Críticas 239: Astaron, Hekate, Special Interest

Vamos con la última tanda de críticas antes de que acabe el año para que estos vinilos de última hora puedan “concursar” en mi lista de lo mejor de 2020, que publicaré el mismo 31 de diciembre, como es habitual.

Una última tanda que me ha quedado muy oscura sin haberlo planeado.




Astaron: S/T (LP, Sealed Records)

Austria, 1985, Angie y Martina forman este dúo de Post Punk oscuro. La verdad es que tenían unas pintas geniales, como Madonna en sus primeras pelis, pero en un rollo bastante más gótico. En sus tres años de vida como grupo sacaron un par de casetes, un maxi en 12” (editado post mortem en el 89) y este LP del 88 que ahora rescata de la tumba Sealed Records. Eso sí, en esta reedición del 2020, al LP original le cambian la última canción de la cara A por un tema del 87.

Aunque el disco empieza con unas baterías secuenciadas muy machaconas y animadas, acaba transformándose en una pieza de Post Punk bastante tranquilo en lo que a velocidad se refiere, aunque, de vez en cuando, le pisan un poquito más.
Un compendio de 11 temas muy oscuros, sin espacio alguno para el color, en donde predominan las voces lánguidas y los ecos de antiguas letanías. Salvando las distancias y para que te hagas una idea: voces del rollo “voces en la Jungla” de nuestros Monaguillosh,

A veces se tornan más industriales y otras abundan en el minimalismo y en la experimentación. De hecho me parece que la “batería” de uno de los temas es una pelota de baloncesto rebotando rítmicamente contra el suelo. Lo que no abandonan nunca es esa oscuridad solemne que envuelve todos los surcos.

Lo más destacable, sin lugar a dudas, por encima de sintetizadores, cajas de ritmo, sonidos de flauta o reproducciones de ruidos al revés, son los juegos de voces en donde mezclan cánticos ancestrales con la más absoluta vanguardia del momento.

Un disco muy variado pero que no pierde la negra homogeneidad, en el que están enterradas muy gratas sorpresas y alguna que otra excentricidad muy interesante.

Mgrtn.




Hekat: “Μέρες Οργής” (LP, La Vida Es Un Mus)


Desde Atenas nos llega este cuarteto de chicas para presentarnos su puesta de largo, nada menos que en 12” y en LVEUM. Esto es lo que se llama comenzar con buen pie, ¿no?

Para empezar, se hace raro que un vinilo de 12” con tan solo 8 temas (como viene siendo más que habitual en el sello) vaya a 33 RPM, cuando nos tiene acostumbrados a las 45 RPM. Supongo que “no cabía” a 45, pero por los pelos. La culpa, imagino, que la tiene el último corte de casi 5 minutos, que sube el minutaje de manera exagerada.

Pero entremos ya en materia.
Por si no fuese suficiente pista el que grupo se llame como la diosa griega, creo que empezar con el instrumental MMXX (2020, para los analfabetos), así, escrito en números romanos, creo que pone desde el inicio las cartas sobre el tapete.

Estas “brujas” nos presentan 8 canciones de Post Punk de corte feminista muy cuidado. 8 canciones preñadas de oscuridad que nos retrotraen al instante a tétricos bosques medievales, o mucho más antiguos, en donde se celebran rituales paganos que se pierden en la noche de los tiempos.

Un Post Punk, que sin duda es deudor de la primera ola del movimiento (la de finales de los 70), pero que, sin abandonar la “pureza” del estilo, se empeña en no caer en los tópicos de siempre, salvo aquello meramente imprescindibles.
Vamos que el sonido del bajo sigue siendo la pieza clave del conjunto, pero no se dedica a fusilar los riffs de toda la puta vida. Un bajo que, ante la falta de guitarra, lleva, además, casi el doble del peso habitual.

Un Post Punk que, como ya he dicho, suena incluso más antiguo que el propio estilo: suena a aquelarre del medievo. Pero que, a la vez, tiene unos teclados muy 80’s que, de vez en cuando, modernizan de golpe y porrazo todo el producto. Unos teclados que, sumados al poderoso bajo, hacen que no echemos de menos la guitarra.

Un producto de calidad, bastante sólido, en donde abundan los medios tiempos pero en donde también hay hueco para temas algo más animados y energéticos.

Me gusta especialmente la voz de la cantante. Y no solo porque cante en griego (que tiene una sonoridad estupenda), también porque tiene ese estilo muy marca de la casa, muy de LVEUM cuando en el grupo canta una chica. Un rollo Efialtis (por citar a otro grupo griego de la misma etiqueta), pero menos afónico y más sereno.

Además me encandila la facilidad con la que pasa de recitar salmos a cantarlos con una solvencia muy luminosa, elevando los agudos hasta el firmamento nocturno, mientras, abajo queda esa hoguera chisporroteante que forman el resto de instrumentos.

A veces, cuando la voz cae en espiral y el teclado la sigue, esa sensación de vértigo me recuerda a las maravillosas Subtonix. Aunque las griegas prefieren quedarse en un terreno más clásico y menos artístico y alocado que las californianas.
Y, en cuanto a sonoridad y estilo (quitando también la parte más experimental), tampoco andan muy lejos del disco que he comentado arriba de las austriacas Astaron: mezclando modernidad ochentera con voces lánguidas de otras eras.

El cierre del disco, más que una canción es una especie de psicofonía con ecos de unos tiempos en que los dioses campaban por la tierra: una guerra lejana, un mercado antiguo, unos monjes cantan en un monasterio olvidado... Una collage sonoro que finaliza en nuestra era con sonido de armas automáticas y sirenas.

De hecho el disco se podrían resumir de la misma manera: el mundo antiguo y el moderno, unidos por la oscuridad.

Pero, si lo tuviésemos que definir con una sola palabra, creo que nos lo han puesto a huevo: magia.

Mgrtn.




Special Interest: “The passion of” (LP, Night School)
Y seguimos con Post Punk de tonos oscuros, aunque, esta vez, en un rollo bastante más electrónico, gamberro y petardo.

Este cuarteto de Nueva Orleans debutó en 2016 con una demo, para, dos años después, sacar su primer LP (en Raw Sugar Records), que se reeditó en 2019 también en casete y nuevamente en 12” de la mano, esta vez, de Anxious Music.
Este año, han vuelto a la carga con este “The passion of”. Yo tengo la versión de Night School, pero simultáneamente ha salido otra versión con el logo de la siempre brillante escudería Thrilling Living. 
En sus filas cuentan con Nathan de bandas tan de putísima madre como Patsy y Mystic Inane. Todo un lujo.

Como ya he adelanto al principio de la crítica, lo suyo es el Electro Post Punk oscuro con un acusado tono de frivolidad tanto estética como sonora.
Ritmos programados muy bailables y machacones sirven de base para que toda una suerte de sonidos ochenteros pululen por el disco al servicio de una poderosa voz femenina que alterna la calma con la rabia, según se lo vaya pidiendo el tema. 
Son una especie de Rubella Ballet modernizadas, pero bastante más agresivas y oscuras.

Hay espacio para la experimentación, para el gamberrismo, para ponerse siniestrosas, para que los sintes trabajen en espiral y también para líneas melódicas más mesetarias. Pero, por encima de todo, hay espacio para el descaro y para reivindicar con orgullo (y violencia) la transexualidad y la no conformidad de género.

Comparándolo con su primer LP, quizás este segundo pierda algo de punkitud y de rabia y abunde más en los tonos oscuros que ya apuntaban algunas de sus canciones del 2018. Pero, a pesar de ser un poco más adulto, aún contiene bastantes dosis de locura y de mala leche para irritar a los vecinos.

Muy buen trabajo. Mgrtn.

martes, 22 de diciembre de 2020

Críticas 238: Airbag, Dadar, Research Reactor Corporation

 


Airbag: “Discotecas” (10”, Sonido Muchacho)

Siempre es una buena noticia un nuevo lanzamiento discográfico de nuestro trío malagueño favorito, responsables de parte de la banda sonora de las vidas de unos cuantos. Y es que es cierto que entre LP y LP pasa tanto tiempo que aunque saquen un par de singles entre medias con un par de caras B inéditas, a los fans se nos hace eterno. Así que cuatro temas completamente nuevos, así de repente y con el disco anterior todavía bastante reciente, es un notición para celebrar. Un regalo de navidad muy de puta madre, la verdad.

Como bien sabéis todos sus seguidores, cada disco de Airbag implica una cierta evolución, cambios (que a veces no entran a la primera). Supone un riesgo, sí, pero así, mirando siempre hacia delante, evitan el hacer siempre el mismo LP y convertirse en una caricatura de sí mismos, como les pasa a muchas grupos que llevan haciendo eso desde los 90. Las fórmulas se agotan. Y Airbag saben mejor que nadie que hay que introducir pequeños (o grandes) cambios para no caer en la repetición y, por consiguiente, en la perdida de calidad. Los Spits, por ejemplo, jamás grabarán un disco como el primero por mucho que se empeñen en repetir la fórmula una y otra vez.

Pues bien, al ser este un disco de transición entre álbumes, se permiten el lujo de incumplir la regla de la evolución, de ofrecer algo distinto, y se dedican a mirar hacia atrás. Cosa, que tratándose solo de 4 temas, está bastante bien porque, por un lado, contenta a los fans de base que aún parecen un poco resentidos con el último cambio (sin duda uno de los más grandes) y, por otro lado, demuestran que, como en los directos, son capaces de pasar de un “estilo” a otro de los de su catálogo, sin despeinarse y ofreciendo siempre calidad.

Es indudable que el paso que dieron en el último LP está ahí para quedarse y que el grupo posee una madurez (por muy eternos adolescentes que sean y serán siempre) de la que no se van a desprender ahora. Pero también es cierto que los cuatro cortes de este disco podrían situarse entre Manual de montaña rusa y Gotham te necesita.

Hay melodías que nos retrotraen incluso hasta el Alto Disco (su obra cumbre para mí), pero a lo que más me suena es a las canciones del Gotham. Más a aquellas que aún conservaban cierto rollo de su etapa anterior, pero también un poco a las más arriesgadas de aquel LP, las que supusieron un salto evolutivo más grande.

Joder, si hasta acaban con un instrumental como antaño (aunque le metan unas líneas de voz al final).

Canciones alegres, coloridas, muy de ir a la playa, con esos dejes surferos y ese tono melancólico marca de la casa... canciones que esta vez sí entran a la primera, porque, como ya he dicho, en este vinilo no hay novedades que asimilar. Es como si fuesen descartes del Gotham, pero no porque sean peores, si no por el tipo de canción.
Canciones que ya te suenan, pero que a la vez son nuevas. Y con las letras geniales como siempre, contándote historias con las que es imposible no identificarse si tienes más o menos su edad y sus gustos. Tanto es así que hasta resulta raro que no hubiesen mencionado antes en una canción a Winnie Cooper!!!

Por poner una pega (siempre tengo que poner alguna) creo que estas cuatro canciones cabrían perfectamente en un 7”, y a 45 RPM, sin perder potencia (no hace falta ponerlo a 33). De hecho, en el anterior 7” ya venían 3 temas.
De acuerdo que un 10” supone un valor añadido y es una golosina más jugosa, que mola (o molaba hace unos años) más que un 7”, pero eso supone que el precio final sea el doble: 15 euros un 10”, 7/8 euros un 7”.

Personalmente, prefiero que el minutaje se adapte a los formatos si eso supone un ahorro para mi bolsillo. Y no lo digo por ser un tacaño (que lo soy), sino porque así puedo comprarme más discos.

Pues eso, que me gustan mucho las canciones y se me hace muy corto el disco. Como siempre, mil gracias, chicos.


Siempre vuestro, Mgrtn.




Dadar: “I’m a töch” (7”, Goodbye Boozy)

Llevaba ya un tiempo detrás de este 7”, que es el segundo del grupo y que salió el año pasado. Este año ha salido una casete que, junto a otra del 2017 y a los dos 7”s mencionados, componen toda la discografía de la banda hasta el momento.
Una banda italiana compuesta por las
3⁄4 parte de Shitty Life y cuyos miembros han estado y están en un buen puñado de grupos paralelos.

Son gente muy obsesionada con la escena Punk de la segunda mitad de los 90, todo el rollito Lo Fi vía Rip Offs Records que tan bien caló en Italia durante aquellos tiempos y coleó con buena salud durante la primera parte de este siglo. Recordemos bandas como Grabbies, Nerds, Le Trottole, Usurpatore Max... Una época dorada para el Punk más mongolo y gamberro.
No obstante, en Dadar se puede decir que dan un paso más allá y se adentran en el mundillo del Egg Punk, gracias a la inclusión de un teclado y a ese gusto por sonar desestructurados. Conclusión a la que es fácil llegar teniendo en cuenta que el disco salió en 2019 y lo petó en los canales Egg de internet (si tener 2.500 visitas en el canal de Anti significa petarlo, claro).

Pero, en el fondo este disco podría haber salido perfectamente en 2004, antes de que se acuñase el término Egg Punk y, por supuesto nadie habría hablado del tema. Y digo esto, porque su propuesta musical no dista demasiado de la de, por ejemplo, Mr. California, por citar una banda muy relacionada con aquella escena Lo Fi, compañeros todos de sellos y tropelías.

O, por citar a otra banda que circulaba por aquellos primeros 2000, las canciones de Dadar tampoco se despegan demasiado del estilo musical que practicaban los Monitors: mongolismo con tecladitos con cierta querencia por el retrofuturismo y lo feísta.
De hecho, pienso que tienen más un pie allí que en el St. Louis de esta última década (que quizás exprimen algo más el rarunismo).

El disco tiene dos temas propios bastante chulos y una versión de los Fhedolts, banda de Post Punk oscuro y frío, de esas que se llaman seminales. Parte de aquel The Great Complotto que aconteció en Pordenone entre el 79 y el 88 y que tanto se reivindicó en los primeros 2000, por las bandas italianas, orgullosas de su herencia KBD.

Y, si esperas unos segundos, hay un bonus track que bien podría ser la canción que ensaya día y noche con el casiotone ese vecinito hijoputa de 12 años en el piso de arriba.
Sí, también es una versión, pero dejo que la averigües tú. Para ello, eso sí, vas a tener que pillarte el disco, que este tema no sale en el Bandcamp ni el Youtube, jeje.

Mgrtn.




Research Reactor Corporation: “The Collected Findings of the RRC” (LP, Erste Theke Tonträger)

Desde aquí hago un llamamiento para que, dado que cada vez es más común sacar 12” a 45RPM, se ponga la puta velocidad del disco en algún sitio y no haya que estar adivinándolo. Que para los que tenemos el sistema de cambiar la gomita no es solo darle a un botón.

Pues dicho esto, vamos con lo que interesa.
RRC son una banda australiana bastante gamberra y muy locatis que durante el 2018 y el 2019 sacaron tres casetes (una en directo) y, este año, se estrenan en vinilo con un split en 7” compartido con Freakess y con este 12” que recoge parte de sus grabaciones anteriores. Existe una versión australiana que edita Televised Suicide y esta otra, que es la versión europea con la portada azul en lugar de amarilla, que corre de la mano de nuestra querida etiqueta (y ya imprescindible) ETT.

El disco lo componen 13 temas de Punk mutante, agresivo, inconexo, marcianoide y retrofuturista.
Es inevitable hacer referencia a Coneheads y quizás un poco a Uranium Club en algún pasaje (además de a bastantes grupos de Synth Punk), pero aún así, estos tíos personalizan bastante su fórmula y se la llevan a las alcantarillas para ensuciarla, además de darle un toque muy gamberro y mongoloide.

La voz perruna campa a sus anchas sobre una guitarra aguda que suena de lujo, con esa distorsión suave pero podrida a la vez; mientras una suerte de soniditos molestos, que parecen sacados de una consola rota de un ovni, contribuyen al caos generalizado.
Así que es la base rítmica la que se encarga de la tarea menos divertida, pero quizás la más importante, la de poner un poco de orden y estructurar las canciones.

Divertido, feroz, mongolo, podrido... lo tiene todo. ¿Se puede pedir más? Yo creo que no. 

Mgrtn.

lunes, 14 de diciembre de 2020

Críticas 237: Neon, Pavid Vermin, Vintage Crop



Neon: S/T (12”, Square One Again Records)

Putísima maravilla de la naturaleza la que han firmado estas 4 chavalas desde Oakland (California). Y es que no podía ser de otra manera, estando involucradas Marissa Magic, con una trayectoria de 15 años en bandas tan flipantes como mis favoritísimas GirlSperm y Mozart y Grace Ambrose, también miembro de Mozart entre otros muchos grupos y proyectos, como la siempre excitante etiqueta Thrilling Living Records.

Ya cuando descubrimos a Mozart (para mí uno de los grupos mas alucinantes de la década pasada), descubrimos a la vez también a Neon. Lo que pasa es que mientras Mozart consiguieron editar un 7” en 2017, Neon solo sacó sus canciones del mismo año en casete y en internet. Y, salvo alguna excepción nacional, ya sabéis que no suelo comentar ni cintas ni maquetas digitales ni CDs. Pero ha merecido la pena la espera y, desde el año pasado, Neon tienen en su haber este maravilloso 12” con 10 temazos de puro lujo.

(Ojo: En el siguiente párrafo, paja mental que te puedes saltar si solo te interesa leer sobre el disco en cuestión)
Existe una línea divisoria entre lo que se considera Riot Grrrl y el Weird Punk, el Art Punk, la No Wave, el Egg Punk y otras etiquetas de, digamos Punk raruno y/o vanguardista. Y, en el fondo un grupo Riot Grrrl puede ser perfectamente a la vez un grupo de Weird Punk o un grupo de Pop Punk por ejemplo. Porque lo que realmente hace “Riot” a una banda (además del sexo de sus componentes) son sus letras y/o implicaciones políticas marcadamente feministas y anti capitalistas (requisito que Neon cumplen sobradamente, ya que son muy militantes en ese sentido). 
Pero es cierto que desde sus inicios, incluso antes de existir el término Riot Grrrls, estas bandas han tenido siempre una tendencia hacia los sonidos raros y poco convencionales. Conviviendo con otras bandas (también Riot) de sonidos más clásicos y “escuchables” (quizás más populares también por ello), siempre han surgido grupos de chicas que se han metido de lleno en estas arenas movedizas. Muchas veces por falta conocimientos musicales y otras adrede, pero siempre con ese espíritu rompedor y esas ganas de transgredir. De hecho siempre han sido pioneras en eso, llegando incluso a inventar estilos tan importantes como el Grunge (pero eso ya es para otro “artículo”, jeje). Al grano: Son tantas las bandas Riot que han tirado por estos caminos, que al final la etiqueta se asocia también con esos ramalazos artísticos y/o raros. Con lo cual, el término se acaba usando como etiqueta musical y no solo como algo ideológico. Y, así, al existir esta posibilidad de aglutinar en “Riot Grrrl” también esa vena musical vanguardista, se evita etiquetar a este tipo de bandas como Art o Weird o lo que sea, cuando en realidad lo son también y mucho.

Y suelto todo este rollo porque precisamente el disco de Neon se me antoja (más que otros similares como el de Girlsperm, por ejemplo) que podría encajar perfectamente dentro del concepto Weird Punk actual y más concretamente dentro de la escena “Egg Punk”. Sin ser otro de los múltiples grupos que hoy imitan con descaro a los Coneheads, la música de Neon tiene bastante en común con los huevo-grupos.

Vamos, que me parece que, aunque la etiqueta Riot Grrrl sobra y basta para definir el disco, hay ciertos matices que lo emparentan con el rollo locatis y más desenfadado de los grupos actuales de Indiana, St. Louis, alrededores e imitadores.

Se trata de un disco con 10 canciones sencillamente apoteósicas y que suenan como entrar en una colmena de avispas y recibir unos 20 picotazos por segundo.
Punk muy loco, desestructurado, chillón (en todos los sentidos) y con cierta afonía deliciosa en la voz.

Y, por supuesto, 100% Riot Grrrl, muy en la línea de los grupos actuales londinenses, que siguen partiendo el bacalao y han convertido la ciudad del Támesis en la nueva Olympia.

Como unas Kleenex menos inocentes, pero sin abandonar cierto toque naif, “modernizadas” lo suficiente como para encajar en Lumpy Records y con gran parte del caos heredado de su proyecto paralelo, Mozart.

En definitiva, clásico instantáneo del cacharrismo y obra casi maestra del Punk, aunque posiblemente pasará desapercibida y no saldrá en los libros de historia. Tanto por no estar en el sitio adecuado en el momento adecuado como por lo poco “serio” y ortodoxo de la propuesta, pese a que se trata de un disco especialmente serio, a la par que divertido.

Matrícula de honor. 




Mgrtn.

Pavid Vermin: The Beach Boys never surfed (7”, jarama 45RPM Recs.)

Lo primero, por enésima vez, dar las gracias a Bernardo por mandarme siempre los artefactos que publican en Jarama desde hace ya 4 añitos. Si no he contado mal estamos ante su undécimo 7”, pese a que el número de referencia sea JAR009.
Un precioso vinilo cuidado al detalle, de color agua marina y con una portada muy buena de Mario Feal.

Nos enfrentamos esta vez a Pavid Vermin que es el proyecto en solitario de Glenn Robinson. Un flipado del Punk Pop que vive en Rhode Island y que ha registrado, además de este 7”, un par de CDs. El segundo de los cuales, de este 2020 también, solo con versiones de grupos de Lookout Records. Así que entre el título del disco y esto, creo que os da una idea bastante aproximada de lo que vais a encontrar, ¿verdad?

En efecto, 4 temas que van desde el Pop Punk acelerado de los 90 hasta el Power Pop algo más adulto y “formal”. Pasando, eso sí, por mil influencias previas como el Surf y el Pop de los 60 (con campanillas en los arreglos incluidas).
Eso sí, lo hace siempre con una sensibilidad que se me antoja muy canadiense. Le veo bastante más cerca de la sonoridad de Pointed Sticks o de la visión de unos Bum o Chixdiggit que del rollito más directo de Ramones/Screeeching/Queers.

Y no es solo porque todas las melodías tengan un aire bastante melancólico porque, de hecho eso es herencia directa de bandas muy yankees como Beach Boys, MTX o los mismos Green Day (grupos a los que creo que debe bastante su sonido). Es algo que hay de fondo, en la atmósfera de sus canciones, una especie de ambiente que se me antoja más propio del frío de Canadá.

No inventa pues nada nuevo, pero lo cierto es que cuando se hace algo de calidad y con tan buen tino, se disfruta bastante. Tanto es así que, como el 7” que pasa en un santiamén, te deja con ganas de seguir escuchando más.
Muy disfrutable.

Mgrtn.




Vintage Crop: Servet o serve again (LP, Upset! The Rythm)

Tercer LP ya de esta banda australiana. He conseguido la edición inglesa de Upset! The Rythm, con la portada rojiza y el vinilo blanco, a diferencia de la edición paralela australiana que cambia los colores. Esta última, así como un par de reediciones con vinilos en otros colores (todas de este mismo año), corren a cargo, como no podía ser de otra manera, de Anti Fade, sello que se encarga de cobijar a una parte importante de la cada vez más numerosa e interesante escena Punk australiana.

En sus dos primeros trabajos largos podemos encontrar canciones Punk muy explosivas y brillantes, otras más coñazo con una vena algo más roquera y clasicota y, también, temas

más Post Punk y vanguardistas, que es en lo que se centran casi de lleno en este último disco.
Se puede hablar, por tanto, de una evolución, pero tampoco exagerada, ya que, como he dicho, este rollito Post Punk lo han tenido siempre. Lo único que se han sacudido el lastre, aunque algo queda también para mi desgracia, je.

Podemos hablar de una especie de Uranium Club con base en Geelong en vez de en Minneapolis, salvando las notables diferencias. Y digo lo de salvando las diferencias, ya que, pese a que tienen mucho desparpajo y también hacen gala de cierta elegancia y un control elegante de sus instrumentos, no son tan originales como los americanos y tienen una mayor querencia por sonar más a bandas del siglo pasado que por crecer.
No en vano, en el texto promocional se les compara con Wire y con Yummy Fur. Y la verdad es que, pese a que se trata de apuntar muy muy alto, hay bastante de ambas bandas en ellos.
Me gustan especialmente cuando se ponen algo más coloridos y usan riffs más escuetos y cortantes, pero no llegan a la frivolidad de los Fur, ni mucho menos a su destreza instrumental. Prefieren quedarse en terrenos más oscuros y excesivamente planos en donde se encuentran más a gusto. Y no se les da mal, la verdad. Lo que pasa es que, a veces, se empantanan demasiado en ellos y se me antojan un poco aburridos.

Lo verdad es que he oído durante mucho tiempo a la gente (en canales de Youtube, en Facebook y de viva voz, comiéndome la oreja) desvivirse por las bondades de estos chavales. Tanto es así que los he tenido en la wishlist durante mucho tiempo, pero siempre con reservas por mi parte, hasta que ha aparecido este álbum en el que se centran en lo que me gusta y finalmente los astros se han confabulado para que el vendedor de Discogs de turno al que he pedido en esta ocasión los tuviese a la venta.

Y sí, el disco me gusta bastante, en especial la cara A, que es muy muy buena; pero hay ocasiones en las que se me hacen un poco bola. Como ya he dicho, me quedo con su parte más desvergonzada a lo Yummy Fur, cuando logran despegar un poco de la llanura y alcanzan estratos más brillantes y coloridos.

Si pudiese seleccionar yo los temas, quitando lo que me estorba, seguramente podría darles un sobresaliente. Pero, como no puedo, pese a que no descarto subir algo la nota en sucesivas escuchas, cuando le coja más el rollo, lo dejamos en un notable, que no está nada mal tampoco, ¿no?

Mgrtn. 

martes, 1 de diciembre de 2020

Críticas 236: Judy and the Jerks, Pisse, Sweet Tooth



Judy and the Jerks: “Friendships formed inb the pit” (LP, Neck Chop Records)

Este cuarteto de subnormales nos llega desde Mississippi para hacernos recordar el mejor Mongo Punk de finales del siglo pasado y principios de este.

En 2017 sacaron al mercado la friolera de 5 cintas: Una maqueta de 4 temas, un par de “EPs”, un recopilatorio para Ritcher Scale (que recoge la primera maqueta y el primer EP) y un directo. 
En 2019 Thrilling Living les sacó su primer y único 7” hasta la fecha. Y ese mismo año salió también este LP que recoge la primera demo y los dos EPs. Cabe destacar que el segundo EP es de versiones y se despachan a gusto temas de los Buzzcocks, las Go-Gos, Die Kruezen y Civic Progress.  

Como ya he dicho, el disco me recuerda a ese Mongo Punk que estaba en boga a finales de los 90 y que duró más o menos hasta la década pasada, momento en el cual los grupos de Punk se volvieron definitivamente más “serios” y comenzaron a mirar hacia el Post Punk siniestroide, hacia el HC o hacía sonidos más adultos de corte melancólico. 

La voz femenina hace que me recuerde a aquellos últimos coletazos de finales de la década pasada que dieron bandas como Percolators, CCCPN o Jerk Alert. Grupos ruidosos, muy gamberros y con un nivel de mongolismo bastante elevado. Grupos que cerraban una etapa, iniciada cuando moría el siglo XX, en la época del Lo Fi, en la que bandas como Loli and the Chones o, los más aberrantes, Phatom Pregnancies (por citar dos bandas situadas en los dos extremos del género) empezaron destacar valores como la simplicidad extrema, los unos, y la sensación de caos, los otros.

Judy y los suyos, con esa chulería y desparpajo para los que hay que nacer, se afanan en ofrecernos canciones insolentes, de escasa duración y muy aceleradas, en las que cierta melodía convive con el ruido y la estridencia.
Me gusta más la primera cara, que es más atrevida y traviesa. En la segunda, cuando empiezan las versiones, se pierde un poco ese espíritu, aunque tampoco es una diferencia muy notable, ya que siguen chuleando de lo lindo.

Cabe destacar también cierta querencia por velocidades cercanas al HC, por no hablar también de la elección de dos versiones de grupos Hardcore y de ciertos dejes a lo Angry Samoans en las guitarras de algún tema. 
Así como un toquecillo raruno que de vez en cuando está más presente. Facetas ambas que les emparentan con la escena actual (que de dosis de mongolismo tampoco anda floja). 
No obstante, el sonido, las otras dos versiones elegidas (Go-Gos y Buzzcocks), la melodía que a veces se abre camino entre el griterío y cierto toque naif que se respira en  la mayoría de los surcos, hacen que mi oído los sitúe más en la onda de aquel Mongo Punk de antes. No olvidemos que el “rarunismo” y el acercamiento al HC también se daba en los 90. Quizás con otra lectura, otra actitud sonora, pero se daba.

Para mi gusto les falta un poco más de aberración para ser perfectos, pero vamos, no dejan de ser encantadoramente desagradables y dan una buena pedrada en la cabeza a quien quiera acercarse.

Muy muy chulo.
Mgrtn.



Pisse: S/T (LP, Phantom Records)


Estos chavalotes alemanes de Hoyerswerda llevan dando guerra desde el 2013. Tienen en su haber cuatro 7”s, tres casetes recopilatorios, un par de 10” compartidos ambos con otras bandas y  dos LPs, siendo este del 2020, su último trabajo.

Se trata de un disco bastante eclíptico en donde los Pisse dan rienda suelta a todo el abanico de estilos que trabajan. 
Así que, dependiendo de qué tema escuches (o incluso dependiendo de qué fragmento de canción), puedes encontrarte cara a cara con una banda de Hard Core Punk no excesivamente veloz, pero bastante agresiva, con una banda Post Punk vanguardista, con un banda de Cold Wave gélida y oscura o, incluso, con una suerte de gamberros tipo Spits pero más tenebrosos. Son capaces de combinar la simplicidad más descarada con cierta complejidad artie. 

Un omnipresente tono oscuro y vanguardista sirve de pegamento para unificar todos estos estilos, además de mogollón de guiños y dejes que abarcan desde el Surf instrumental hasta el minimalismo más abstracto, pasando por pasajes Synth Punk y querencias tropicales.
No obstante, al final, la diversidad es tanta que no se consigue aglutinar del todo un conjunto de canciones que parece más un recopilatorio de bandas que el álbum de un solo grupo. 

La cuestión es que eso tampoco es un defecto porque todas las canciones son buenas. Quizás la pega sea la corta duración de determinados temas que parece que piden un poquito más de minutaje. Los temas más salvajes están bien de duración, pero algunas piezas más lentas podrían haber durado un poquito más. Además, al final, el disco se hace muy corto. 

Me recuerdan por momentos a los también alemanes Heavy Metal, que igualmente son bastante dispersos y ofrecen canciones cortitas, picando aquí y allí, pero entregando un conjunto de canciones bastante interesante en cada entrega. Eso sí, los Pisse, además de ser mucho más avariados, llevan un tono más serio, pese a que no renuncian tampoco a cierto gamberrismo. 

Me quedo con los temas más veloces, en los que gritan y esas cosas del Punk. Y también con aquellos en los que gritan menos pero parecen unos Joy Division primerizos tocando al doble de velocidad. Sobre todo, por lo que he dicho antes, porque los otros temas se me antojan un poco cortos y no acabo de meterme dentro de ellos. 

Gran disco.
Mgrtn.



Sweet Tooth: “Sugar Rush 2009”  (7”, Lumpy Records)


Pues sí, las canciones de este EP datan del 2009. Se trata de la primera cinta y única de la banda que salió autoeditada en 2010. Después de eso, al año siguiente, sacaron un 7” y, en 2012, otro en formato flexi y a una sola cara, cuando la banda ya estaba disuelta. 

Me congratula ver que se hace justicia con una de esas casetes que salen casi a diario y que son cojonudas y que al final se quedan solo en eso, sin pasar al vinilo. Así que, aunque se hayan tardado 10 años, al final tenemos un delicioso 7” en las manos. Por supuesto, este caso es una excepción, ya que la mayoría de las cintas se quedan en el cielo de las casetes para siempre.

¿Y a qué se debe tal excepción? O, dicho de otro modo, ¿por qué es tan importante este artefacto para rescatarlo de esta manera? 
Bueno, pues porque en esta banda militaba, nada más y nada menos, que Mr. Martin Meyer (Lumpy and the Dumpers, BB Eye, Cal and the Calories, Fried EM, Mala Leche y un buen puñado más de bandas molonas de esta última década que hoy siguen marcando el camino a seguir). 
Se trata pues del grupo que tenía Lumpy antes de los Dumpers y, no sé si me equivoco, pero creo que estamos hablando de su primera banda; al menos la primera que grabó algo. En una época en la que tampoco existía Lumpy Records. 
Por si fuera poco importante, en el grupo estaba también Erik Meyer (Rik and the Pigs, Totally Gay Cop…). De hecho la banda se separó cuando este se fue a vivir a Portland, donde después montaría Mongoloid.
Les acompañaban además Kevi Tod (The Garden) y Landon Zirkelbach (Rüz). 

Así que, se puede decir que estamos hablando de una importantísima banda seminal, la piedra angular de donde ha surgido toda la “élite” que ha gobernado el “nuevo” Punk DIY durante estos últimos 8 años. 
Por eso mismo, se ha rescatado esta casete para conmemorar la referencia número 100 de Lumpy Records, casi nada… Además la propia carpeta es todo un fanzine en si misma de 16 paginas, plagadas de textos, fotos, carteles, flyers y todas esas cosas que esperas.
Vamos que todos los Egg Punks debería hacerse camisetas ya mismo con el logo de Sweet Tooth, aunque la banda tirase más por el rollo Chain, jeje.

Pues sí, la banda tiene su toque Chain Punk, es cierto. Practican un Hard Core abrasivo, muy salvaje de canciones muy cortas y muy brutas llenas de gritos y cierta querencia por sonidos un poquito más pesados (incluso algo jeviatas) que aquellos que desarrollarían después en sus respectivos grupos.
Aunque también es cierto que pese al “clasicismo” HC imperante, ya se apreciaban ciertas dosis “weird”, cierta originalidad y rarunismo que, junto a un proceso de desintoxicación metalera posterior, acabarían sentando las bases de lo que nos ofrecerían casi inmediatamente después Lumpy and the Dumpers.

En la cara A tenemos 6 temas de HC Punk arrastrado de muy escasa duración que saben a gloria. Y en la cara B solo hay dos temas, siendo el último, el tema largo en donde se explayan en una sesión de Jazz metal experimental a lo Sonic Youth (jaja) o a lo Plasmatics cuando grabaron en habitaciones separadas. 

Quitando los dejes jevis, me parece un disco tremendo lleno deliciosos acoples con tendencia al caos. Aunque, por supuestísimo, me quedo con Lumpy and the Dumpers de largo.
Mgrtn.