Autistic Youth + Defect Defect + Obediencia. 2 diciembre 2011. Rock Palace. Madrid.
Autistic Youth. Foto: She Lux.
Público perezoso el de anoche, pues a las 11:30 aún no habían llegado todos. Al final creo que hubo algo más de medio aforo, así ojo, lo que no está nada mal en el, estrenado hace unas semanas, Rock Palace, donde caben más de 200 personas.
Comezaron su actuación Obediencia, banda más que idonea para telonear a los Autistic Youth, ya que comparten con los de Portland su pasión por las melodías tristonas a lo Wipers. Aunque lógicamente, los yankees tiran más hacia el HC, mientras los madrileños se quedan en terrenos Punks más oscurantistas.
El batería de Obediencia está fuera de España (y no preso como sugería un asistente un poco despistado) y llevan unos meses parados, así que, para este show, les echó una mano a las baquetas Pablo de La Urss. No cabía ninguna duda de que lo iba a hacer bien, y así fue. Quizás los finales un poco inesperados, pero a lo mejor lo hicieron aposta, no sé.
No es ningún secreto que son una de mis bandas favoritas nacionales del momento y que soy ultra fan de esa voz de Joana a medio camino entre la fiereza de Último Resorte y las escandinavas melodías meláncolicas de bandas como Masshysteri o Gorilla Angreb. Por este motivo me jodió enormente no oír apenas la voz. La guitarra demasiado alta (para mi gusto) se la comía toda, y escuchar la voz tan bajita (los coros de Victor se oían cero) me dio mucha rabia, porque es una delicia, como digo.
Luego, comentado con el resto de la gente, algunos coincidían conmigo y otros, dependiendo del lugar en el que estuvieron situados en la sala, al parecer sí escucharon bien la voz. Atribuí entonces la carencia a estar situado en primera fila y no detrás de la línea de pantallas. No obstante, en los siguientes grupos la voz se oía perfectamente (y con las guitarras igual de altas o más) y estuve colocado también en primera fila. Así que lo dejamos en problemas técnicos, solucionables afortunadamente en la sala, como pudimos comprobrar. El técnico poco a poco se va haciendo con el, siempre dificil de domar, sonido de una sala nueva. Seguramente para la próxima todo saldrá mejor.
Por lo demás, repertorio corto, como debe ser, intercalando hits del single con otros temas y con una más que correcta actuación por parte de los músicos. Quizás demasiado estáticos, pero es lo que pega en este estilo.
Los siguientes fueron Defect Defect, con Colin de los Clorox Girls, viejo conocido ya en este país, al frente. La verdad es que en disco son una banda que me gusta, pero no me emociona, al menos para oír en casa. Pero desde luego tienen las características idóneas para que me ecantasen en directo. Y así fue. Mucha tralla, voz desgarrada y una actitud entre amistosa y tocapelotas de Colin, que no paró quieto un momento, incordiando a la peña y bailando, pese a que el público permanecía quieto. Y eso es lo que faltó, como siempre últimamente. Público bailongo que complete la parte que el grupo no puede completar y que transforme un concierto bueno en un conciertazo. Quizás por eso, se hizo un poco largo, porque la gente no se animó al pogo. Lo que no faltó fue el olor a sudor que desprendía el batería (el pobre tenía todas las camisetas sucias al final de la gira) y que impregnó la sala desde el minuto cero.
Acabaron con la versión de My War de Black Flag que ya sabíamos (gracias a Youtube) que iban a tocar, jeje.
Y los últimos fueron Autistic Youth. Descubrimos unos cuantos (yo al menos no lo sabía) que compartían guitarrista con Defect Defect. Unos chavalines bajitos (3 de 4), que aunque sean americanos a mí se me antojan alemanes (les falta un bigotito). Velocidad Hard Core (lo que atrajo a unos cuantos chicos del movimiento, ataviados con la obligatoria gorra y la barba, ahora, reglamentaria) y mucha melodía tristona, como ya dije, a lo Wipers. Ante todo hay que demostar que uno es de Portland, ¿no? Se me antojaron una especie de Observers/Red Dons (no en vano el guitarrista también tocaba en Observers), pero con punteos más simplistas y dándole más zapatilla al asunto.
Gran concierto (no se puede fallar con esas canciones), al que le faltó también un pogo para haberlo disfrutado mucho más. Y hubo algún conato de baile, pero no había quorum suficiente para convertir aquello en la batalla campal que mería haber sido...
Pero bueno, buen sabor de boca en general, que nos deja con ganas de disfrutar a más grupos de estos, que últimamente no nos visitan muchas bandas americanas actuales de esta calidad. Y menos a precios populares (5 euros).
Aupa!! que soy el bateria de Obediencia y no estoy preso fuera de spain, que me he marchado para formar una banda armada para acabar con todas las bandas de Portland que vienen a Madri a tocar, que ya güelen!!
ResponderEliminarjajaja. no sé qué manía le entro a uno con que estabas preso... un saludo.
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